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Cuidados continuos: cuidados de soporte y paliación

Transtornos cognitivos y delirio

Se trata de complicaciones frecuentes, que presentan entre el 30% y el 50% de los pacientes en cualquier fase de la enfermedad, haciéndose más frecuentes conforme el cáncer avanza.

Se trata de procesos en los que el paciente experimenta un cambio en su estado mental o en su comportamiento. Las funciones más frecuentemente afectadas son la atención, el pensamiento, la consciencia, la emoción y la memoria. No sólo son trastornos muy estresantes para el paciente y su familia, sino que además entrañan riesgos potenciales, como caídas, deshidratación al olvidar beber agua, incontinencia al perder la capacidad de contener la orina…

Causas

Las causas del trastorno cognitivo son muy amplias, pudiendo ser producidas por el cáncer en sí mismo, por complicaciones de los tratamientos o por enfermedades concomitantes. Algunas de las más frecuentes son las que se enumeran a continuación:

Relacionadas con el tumor:

-     Metástasis cerebrales

-     Invasión tumoral de las meninges que recubren el cerebro, lo que se conoce como carcinomatosis meníngea

-     Trombosis o sangrado cerebral favorecido por el tumor o por sustancias liberadas por éste

Relacionadas con el tratamiento:

-     Fármacos quimioterápicos como: ifosfamida, interferón, 5-fluorouracilo…

-     Radioterapia cerebral por una secuela a largo plazo de este tratamiento.

-     Otros fármacos, o la supresión brusca de los mismos: sedantes, ansiolíticos, hipnóticos, neurolépticos, antiparkinsonianos, antidepresivos, opiáceos, corticoides, etc.

Relacionados con enfermedades concomitantes:

-     Trastornos hidroelectrolíticos: hiponatremia, hipercalcemia

-     Cambios en el entorno o exceso de nuevos estímulos: hospitalización, institucionalización …

-     Falta de riego cerebral: ictus, insuficiencia cardiaca, anemia…

-   Fallos orgánicos: encefalopatía hepática, renal… por insuficiencia hepática o renal motivadas por el tumor o por otras causas como cirrosis (daño hepático) o diabetes e hipertensión (daño renal).

-     Insuficiencia respiratoria: hipoxemia (descenso del oxígeno) o hiperkalemia (aumento del dióxido de carbona en sangre)

-     Enfermedades psiquiátricas

-      Infección: urinaria, respiratoria, bacteriemia (infección de la sangre), meningitis, encefalitis…

Diagnóstico

La existencia de un trastorno cognitivo o delirio se objetiva por la historia clínica, pero son necesarias exploraciones complementarias para establecer la causa e iniciar tratamiento dirigido a ésta, si se detecta y es susceptible de tratamiento.

Lo primero es realizar una cuidadosa evaluación neuropsicológica y descartar la intoxicación, efecto secundario o abstinencia causada por la toma o abandono de un fármaco. Además, es necesario medir las constantes vitales, tensión, temperatura, frecuencia cardiaca, respiratoria y estudiar el peso y el estado nutricional e hidratación.

Así mismo, suele requerirse un análisis completo de sangre estudiando: función renal, hepática, iones, glucosa, hematíes, leucocitos, plaquetas, coagulación.

Algunas veces es necesario asociar estudios radiológicos como un escáner cerebral para descartar metástasis, sangrado o trombosis cuando hay síntomas o signos que orientan a que el daño está en el cerebro.

En otros casos pueden ser necesarias más pruebas complementarias como punción lumbar, cultivo de sangre y orina, etc.

Tratamiento

Se deben favorecer las medidas enumeradas a continuación, para el apoyo tanto a la familia como al paciente, explicando la situación, el pronóstico y la posible o no reversibilidad.

Consejos para pacientes con confusión, desorientación o delirio

-    Se deben corregir todas las causas que favorecen la aparición de delirio.

-    Busque un entorno tranquilo con presencia de familiares y minimice el cambio de personal que asiste al enfermo.

-    No se deben argumentar ni discutir los delirios.

-    De confianza, apoyo y resuelva dudas y miedos del paciente y familia.

-    Aconseje no exteriorizar sentimientos de desconcierto o temor ante el paciente.

-    Favorezca una ambiente y hogar seguro con un cuarto tranquilo, bien alumbrado, objetos familiares, reloj y calendario visibles.

-    Retire artefactos con los que pueda lastimarse el paciente.

-    Asegure la presencia de compañía.

-    Si el paciente es capaz de autolesionarse o lesionar a otros, se valorará su inmovilización.

El médico valorará la conveniencia de asociar fármacos tranquilizantes o neurolépticos y en situaciones en que las medidas previas no produzcan alivio sintomático; especialmente si se detecta sufrimiento o disconfort en fase avanzada y final de la enfermedad puede ser necesaria la sedación del paciente. 

 

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