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Cuidados continuos: cuidados de soporte y paliación

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Trastornos del sueño

Los trastornos del sueño son un problema común que han recibido menos atención que otros. Posiblemente esto se deba a que el paciente o el médico perciban el insomnio como una reacción temporal y transitoria ante el diagnóstico o el tratamiento, y por ello, este síntoma está insuficientemente comunicado.

No obstante, algunos estudios cifran la tasa de enfermos con insomnio entre el 30-50% coincidiendo con el diagnóstico, y hasta el 45% varios años después de haber finalizado el tratamiento, lo que hace pensar que este trastorno cronifica y se hace refractario al tratamiento si no se controla rápido.

Causas

El insomnio aparece por factores predisponentes, precipitantes y perpetuadores, entre los que se incluyen:

Los factores predisponentes se deben a un patrón personal de despertar fácil que se asocia con:

-  el sexo femenino

-  la edad avanzada

-  la historia personal y familiar de insomnio

-  la coexistencia de otros trastornos psiquiátricos, especialmente la depresión o la ansiedad

Entre los factores precipitantes o desencadenantes encontramos las situaciones estresantes que ocurren en la vida de las personas, y que, en los pacientes oncológicos, pueden ser:

-  las cirugías en las que se resecan parcial o completamente órganos y tejidos

-  la quimioterapia

-  la radioterapia

-  el trasplante

-  los efectos secundarios de dichos tratamientos

Los factores perpetuadores pueden ser los mismos que los precipitantes, pero en la mayoría de las ocasiones se trata ya de trastornos de mal adaptación al sueño como:

-  el exceso de tiempo en cama o el sedentarismo

-  los horarios irregulares de sueño y de vigilia

-  las actividades que interfieren con el ritmo de sueño, como el uso de teléfono móvil, el ordenador, la televisión, antes de dormir

-  la ingesta de alimentos poco antes de acostarse, especialmente en pacientes con alteraciones funcionales digestivas, como el reflujo gastroesofágico o con epigastralgia

-  el consumo de bebidas estimulantes como el café, té, bebidas con cola y otras bebidas con cafeína a última hora del día

-  la nicotina del tabaco que actúa como estimulante

-  el alcohol puede ayudarte a conciliar el sueño, pero impide que se alcancen las fases del sueño más profundas y, a menudo, hace que el paciente se despierte en medio de la noche

-  algunos fármacos psicoestimulates también favorecen el insomnio como los corticoides

-  falsas actitudes y creencias respecto al sueño, como no identificar los agentes que lo empeoran.

Diagnóstico

El diagnóstico se realiza por la historia clínica, recogiendo a través de la entrevista con el paciente todos los factores que pueden influir en la alteración del sueño.

Tratamiento

El tratamiento debe comenzar por conocer las causas. Además, se deben instaurar medidas de higiene del sueño y hábitos de vida. Finalmente, existe un abordaje psicoterapéutico y otro farmacológico. A continuación, vamos a enumerar las medidas recomendadas para controlar el insomnio.

Consejos para pacientes con insomnio

-  Lo primero y fundamental es la corrección de todas las causas físicas y psicológicas que contribuyen al trastorno del sueño.

-  Se debe adaptar el estilo de vida para preservar la higiene del sueño:

  •  Realice un ejercicio físico moderado en las primeras horas del día o de la tarde lo que favorecerá la conciliación del sueño.
  •  Evite dormir durante el día y si se echa una siesta, que dure menos de media hora, y hágala descansando en un sofá y no en la cama.
  •  En las horas antes de acostarse, no ingiera alimentos de digestión pesada, no tome estimulantes ni realice actividades que generen estrés.
  •  Puede favorecer el relax y ayudar a conciliar el sueño: una ducha caliente, escuchar música, emplear un ambientador de lavanda o añadir ésta a la ropa de cama.
  •  Las infusiones de melisa, valeriana, manzanilla, pasiflora y/o lúpulo tienen efecto relajante e hipnótico.

-  Los fármacos hipnóticos son el tratamiento más habitual, aunque no siempre el más efectivo, y de entre estos, las benzodiacepinas por su efecto ansiolítico además de hipnótico. También se emplean con frecuencia fármacos no benzodiacepínicos que carecen de ciertos efectos secundarios de los anteriores por su acción hipnótica más selectiva. Se recomiendan tratamientos de corta duración y a la menor dosis eficaz.

-   Las medidas no farmacológicas se basan en modelos cognitivos o cognitivo-conductuales. Los sistemas para realizarlos consisten en:

  •   el control de estímulos como el establecimiento de ritmos regulares de vigilia y sueño.
  •   la restricción del sueño, que el tiempo en la cama sea solo durante la noche.
  •   los procedimientos de relajación como el yoga, el tai chi.
  •   la terapia cognitiva con modificación de los patrones o creencias erróneas respecto al sueño.
  •   la educación en la higiene del sueño modificando los factores ambientales que interfieren con él.

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