Linfoma de Hodgkin
Índice de navegación
- Linfoma de Hodgkin
- Datos epidemiológicos
- Causas y factores de riesgo
- Signos y síntomas
- Diagnóstico
- Tipos de linfoma de Hodgkin
- Estudios previos al tratamiento
- Determinación del estadio
- Pronóstico y factores pronósticos
- Tratamiento: conceptos generales
- Trasplante de células progenitoras hematopoyéticas autólogas
- Inmunotoxinas
- Inmunoterapia (inhibidores de los puntos de control inmune)
- Trasplante de progenitores hematopoyéticos alogénicos
- Tratamiento estándar de los pacientes con nuevo diagnóstico
- Tratamiento de los pacientes con recaída o enfermedad progresiva
- Tratamiento del linfoma de Hodgkin predominio linfocítico nodular
- Efectos tóxicos tardíos del tratamiento
- Seguimiento después del tratamiento
- Investigación en nuevas opciones de tratamiento
- Todas las páginas
Signos y síntomas
El síntoma más frecuente que presentan las personas con linfoma de Hodgkin es el crecimiento de los ganglios linfáticos, que se caracteriza por la aparición de tumoraciones o inflamaciones no dolorosas a nivel del cuello, la axila o, menos frecuentemente, la ingle.
Cuando el crecimiento ganglionar se produce en el tórax o en el abdomen los síntomas dependen de la compresión que los ganglios provocan sobre otras estructuras anatómicas. Así, puede aparecer tos y dificultad respiratoria (en caso de compresión de la tráquea o los bronquios), o dolor abdominal o de espalda (en caso de afectación de los ganglios del abdomen). Un síntoma clásico, pero poco frecuente, es la aparición de dolor en los ganglios linfáticos después de tomar alcohol (signo de Oster).
Alrededor del 25% de los pacientes manifiesta sintomatología general consistente en pérdida de peso importante (mayor del 10% respecto al peso inicial), intensa sudoración nocturna o fiebre persistente. El prurito (picor en la piel) generalizado es un síntoma infrecuente pero característico del linfoma de Hodgkin y, algunas veces, puede anteceder meses o años al diagnostico del linfoma.
A veces, los pacientes presentan una anemia sintomática como consecuencia de la producción de sustancias (en los ganglios linfáticos inflamados) que bloquean la actividad de la médula ósea, o bien, porque las células malignas invaden la médula ósea. En algunos casos se han observado síndromes neurológicos o endocrinos de carácter paraneoplásico (anteceden o aparecen a la vez que el linfoma, sin que se conozca bien su causa), aunque son muy infrecuentes.