Linfoma de Hodgkin
Índice de navegación
- Linfoma de Hodgkin
- Datos epidemiológicos
- Causas y factores de riesgo
- Signos y síntomas
- Diagnóstico
- Tipos de linfoma de Hodgkin
- Estudios previos al tratamiento
- Determinación del estadio
- Pronóstico y factores pronósticos
- Tratamiento: conceptos generales
- Trasplante de células progenitoras hematopoyéticas autólogas
- Inmunotoxinas
- Inmunoterapia (inhibidores de los puntos de control inmune)
- Trasplante de progenitores hematopoyéticos alogénicos
- Tratamiento estándar de los pacientes con nuevo diagnóstico
- Tratamiento de los pacientes con recaída o enfermedad progresiva
- Tratamiento del linfoma de Hodgkin predominio linfocítico nodular
- Efectos tóxicos tardíos del tratamiento
- Seguimiento después del tratamiento
- Investigación en nuevas opciones de tratamiento
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Tratamiento de los pacientes con recaída o enfermedad progresiva
El linfoma de Hodgkin es un cáncer que tiene una buena probabilidad de curación tras una recaída. Cuando se detecta una recaída o progresión debe realizarse el mismo estudio diagnóstico y de extensión que se recomienda tras el diagnóstico inicial.
Para elegir el mejor tratamiento para un paciente en recaída deben tenerse en cuenta los siguientes factores:
- Estadio de la enfermedad en el diagnostico inicial.
- Estadio de la enfermedad en el momento de la recaída.
- Edad del paciente.
- Enfermedades concomitantes.
- Tiempo trascurrido desde el primer tratamiento hasta el momento de la recaída.
- Tratamiento administrado inicialmente.
- Cifra de hemoglobina en el momento de la recaída.
- Velocidad de sedimentación.
- Presencia de síntomas B.
El tratamiento indicado en la mayoría de los pacientes consiste en la administración de altas dosis de quimioterapia, con o sin radioterapia asociada, seguido de transplante de células progenitoras hematopoyéticas autólogas (figura 5).
Tras el transplante autólogo puede administrarse Bretuximab vedotina durante un año en pacientes que presentaban factores de mal pronóstico en el momento de la recaída. Este tratamiento disminuye el riesgo de recaída pero no ha demostrado aumentar la supervivencia por lo que debe administrarse tras comentar con el paciente el beneficio y los riesgos potenciales.
Para pacientes que no puedan recibir altas dosis de quimioterapia (edad avanzada, enfermedades concomitantes o deseo personal) el tratamiento suele consistir en la administración de un esquema de quimioterapia de segunda línea con o sin radioterapia asociada sobre las zonas dónde ocurrió la recaída.
En casos muy seleccionados puede optarse por utilizar radioterapia exclusiva como tratamiento de la recaída. En estos casos suele utilizarse radioterapia de campo extendido.
Pembrolizumab y brentuximab vedotina se utilizan en pacientes que presentan una segunda recaída (después del transplante autólogo o después de no haber respondido adecuadamente a dos tratamientos con quimioterapia). La mayoría de los pacientes que reciben este tratamiento responden al mismo y en algunos casos se obtienen respuestas completas que pueden durar más de 5 años.
Para pacientes que no respondan a Brentuximab Vedotin o que presenten una recaída tras este tratamiento disponemos de nivolumab y pembrolizumab que son muy efectivos para estos pacientes. Estos fármacos bloquean una proteína llamada PD-1. Estos fármacos se toleran mejor que la quimioterapia, aunque ocasionalmente también pueden provocar efectos secundaros graves de tipo autoinmune.
El alotrasplante de intensidad reducida o el alotrasplante haploidentico son opciones de tratamiento con intención curativa para pacientes con recaída postrasplante autólogo o tras varios tratamientos. Debido a la alta toxicidad de estas terapias, los candidatos deben ser cuidadosamente seleccionados y evaluados.