Los oncólogos se forman de manera casi rutinaria para el manejo de un arsenal completo de complejísimas herramientas que les ayudan cada día en la atención de los pacientes con cáncer, especialmente a...
Los oncólogos se forman de manera casi rutinaria para el manejo de un arsenal completo de complejísimas herramientas que les ayudan cada día en la atención de los pacientes con cáncer, especialmente a la hora de tratar casos complejos y con alteraciones moleculares específicas. Sin embargo, detrás de cada panel mutacional y de cada tomografía por emisión de positrones hay un paciente al que debemos curar, aliviar y confortar, y una familia y cuidadores a los que debemos apoyar y con los que hemos de colaborar, y para todo esto es esencial la adquisición de unas habilidades de comunicación que no se enseñan de manera reglada en casi ninguna escuela de medicina.
“¿Cuánto tiempo me queda?”, “¿Cómo voy a decírselo a mis hijos?”, “¿De verdad que no hay nada más que puedan hacer por mí?”, o “Por favor, no le diga a nuestro padre lo que tiene” son frases que los oncólogos médicos de todos los tiempos han tenido que escuchar y, lo que es más difícil, responder con la mayor empatía.
La docencia relacionada con habilidades comunicativas no suele ocupar un espacio demasiado relevante en la formación durante la especialidad, y es evidente que entre las competencias que el oncólogo debe adquirir está la habilidad para establecer una buena relación médico-paciente que le permita colaborar en la resolución de las repercusiones sociales, además de las clínicas, de la enfermedad. No debemos olvidar la función social del oncólogo como parte inherente de su actividad asistencial, puesto que el cáncer no influye solo en el paciente que lo sufre, sino también en todo su entorno familiar, social y laboral.
Este curso, enfocado esencialmente a los residentes que inician su práctica clínica en las áreas de la oncología médica, está orientado a enseñar y facilitar las habilida-des de comunicación imprescindibles para lograr una comunicación eficaz, hones-ta y empática con el paciente. Estamos seguros de que su metodología práctica basada en casos reales puede ayudar a los residentes a completar su formación en una parte más humana y menos técnica de la oncología y de la medicina
METODOLOGIA
Curso teórico-práctico. Sesiones presenciales. LIMITADO A 21 RESIDENTES
El curso de simulación tiene una duración de 16 horas en 2 sesiones. Cada sesión consta de una jornada de viernes tarde y sábado mañana.
El desarrollo será el siguiente:
- Bienvenida e introducción de la jornada. Explicación previa sobre objetivos de aprendizaje, estructura del curso, rol y tareas de los participantes, rotaciones, etc.
- Escenarios del encuentro simulado. Los alumnos rotarán por cuatro escenarios, cada uno de los cuales tendrá la siguiente estructura:
- Briefing inicial. Introducción a la dinámica docente y situación clínica que se trabajará
- Desarrollo del encuentro simulado. Ejercicio que tendrá una duración aproximada de 15-20 minutos, según el tipo de situación clínica concreta, y en la que el alumno tendrá que entrevistar a un paciente simulado con objetivos concretos previamente definidos
- Sesión de feedback. Tras el encuentro simulado, el entrevistador junto al resto de integrantes del grupo (observadores), y bajo la supervisión de un monitor, desarro-llarán los aspectos más relevantes y significativos de contenido comunicativo acaecidos en el encuentro, teniendo en cuenta los problemas experimentados por el entrevistador, sus objetivos particulares y los generales de la sesión.
- Sesión de cierre. Mensajes para llevar a casa. Principales conclusiones y despedida.