Madrid, 20 de junio de 2024.- Si hace 15 años el tratamiento de pacientes con carcinoma de células renales (CCR) avanzado con Interferon o cirugía aislada como herramienta terapéutica era capaz de lograr medianas de supervivencia de 5-7 meses, en la actualidad la secuenciación terapéutica de nuevos fármacos consigue proyectar medianas de supervivencia superiores a los 40 meses, manteniendo una buena calidad de vida para el paciente. Por otra parte, pembrolizumab, un anticuerpo monoclonal anti-PD1, ha demostrado un impacto positivo en la supervivencia global de pacientes en el contexto adyuvante. Este hito marca una mejora notable en el pronóstico de los pacientes.
En el marco de la campaña de comunicación “En Oncología cada AVANCE se escribe en Mayúsculas”, SEOM da a conocer la evolución y los avances médicos que se han sucedido en estas últimas décadas en el tratamiento de los diferentes tumores. Coincidiendo con el Día Mundial del Cáncer de Riñón que se celebra este jueves, 20 de junio, destacamos los avances más importantes en cáncer de riñón, que representa el 3% de todos los tumores, y aproximadamente tres de cada cuatro neoplasias renales serán carcinomas de células claras. Es aproximadamente dos veces más frecuente en hombres que en mujeres y la edad media de presentación es a los 64 años.
Se estima, además, que es responsable de la muerte de más de 52.000 personas al año en Europa, con 9.208 casos nuevos/año en España. El hallazgo incidental u ocasional de los tumores renales en pacientes asintomáticos ha pasado a ser la principal vía de diagnóstico, lo cual contribuye a la detección de tumores renales en estadios mucho más precoces y, en definitiva, mejora a su vez el pronóstico de esta enfermedad.
El tratamiento del CCR se ha modificado en gran medida en los últimos años. Además de los constantes avances en el tratamiento local radical de los tumores renales en estadio precoz, de forma reciente se ha demostrado que el tratamiento adyuvante con pembrolizumab en pacientes con carcinoma renal con riesgo intermedio/alto (según los
criterios del estudio KN-564) tras nefrectomía y en pacientes con nefrectomía radical y resección de enfermedad metastásica (M1 sin evidencia de enfermedad) aumenta la supervivencia global.
Además, el mejor conocimiento de la biología molecular del carcinoma de células renales avanzado ha permitido identificar vías de señalización que juegan un papel relevante en la progresión de estos tumores.
En este sentido, se sabe que las vías de regulación de los procesos de angiogénesis están alteradas en la mayoría de los tumores renales de células claras, tanto de origen familiar como en gran parte de los casos esporádicos. Las evidencias que sustentan el uso de terapia anti–VEGF (factor de crecimiento del endotelio vascular) provienen de varias fuentes. En los años 90 se describió el papel de la proteína VHL (von Hippel–Lindau) en el control del factor inducible por hipoxia alfa (HIF) en condiciones de normoxia, además de la inducción de VEGF, TGF-alfa (factor de crecimiento transformante) y PDGF (factor de crecimiento derivado de plaquetas) por parte del HIF-alfa. Cuando hay una mutación, deleción o cualquier otro proceso de silenciamiento génico del gen de VHL (como ocurre en más del 70% de los casos de cáncer renal de células claras), se acumula HIF-alfa y, en consecuencia, se liberan factores proangiogénicos (VEGF), incluso en condiciones de normoxia, además de TGF-alfa y PDGF que estimulan el crecimiento de forma autocrina.
Antiangiogénicos e inmunoterapia
En base a este conocimiento se incorporó como pilar principal de tratamiento del cáncer renal avanzado el uso de antiangiogénicos. Durante los últimos años diferentes agentes con más o menos especificidad o afinidad sobre los distintos elementos de señalización de la vía de VEGF, con diferencias en cuanto a perfil de efectos secundarios, etc., han demostrado ser activos en las distintas fases de la evolución de la enfermedad.
Otra vía de control neoplásico frecuentemente desregulada en cáncer renal es aquella que ejerce nuestro sistema inmune sobre la generación y progresión de los tumores. La idea de modular nuestro sistema inmune para recuperar su correcta acción contra el cáncer renal es ya clásica, y de ahí que durante el final del siglo pasado y principios de este siglo XXI todavía se emplearan tratamientos con el Interferon-alfa o la Interleukina 2. El mejor conocimiento de la sinapsis inmunológica y la generación de los nuevos anticuerpos inhibidores de inmuno-check-point han permitido de nuevo reincorporar a la inmunoterapia como una estrategia protagonista en el tratamiento del cáncer renal.
Existen otras muchas vías de señalización celular, rutas metabólicas, mecanismos de control de ciclo celular, etc., que pueden verse alteradas en cáncer renal y también representan potenciales dianas cada vez mejor exploradas en pro de una auténtica personalización del tratamiento de nuestros pacientes. No obstante, su escasa frecuencia y la dificultad en la identificación de adecuados biomarcadores predictores de eficacia limitan su uso.
Secuenciación terapéutica
Lo habitual en nuestro medio es que los pacientes con carcinoma renal avanzado reciban, a lo largo de la evolución de su enfermedad, una secuencia de distintos tratamientos que logren, manteniendo una buena calidad de vida para el paciente, prolongar al máximo su supervivencia incluso hasta medianas superiores ya a los 40 meses.
En primera línea, la elección de tratamiento debe basarse en la disponibilidad de los tratamientos aprobados, el grupo pronóstico y las comorbilidades del paciente. De forma general, las combinaciones de inhibidores tirosina-quinasa (TKI) e inmunoterapia han demostrado beneficio en tasas de respuesta, supervivencia libre de progresión (SLP) y supervivencia global (SG) en comparación con TKI en monoterapia. Algunas de estas combinaciones incluyen pembrolizumab + axitinib, nivolumab + cabozantinib o pembrolizumab + lenvatinib. Sin embargo, existen algunos subgrupos de pacientes en los cuales se puede considerar el tratamiento con TKI como sunitinib, pazopanib o tivozanib en monoterapia, especialmente en aquellas situaciones en las que las combinaciones no están disponibles. Las combinaciones de inmunoterapia (ipilimumab + nivolumab) también han demostrado beneficio en supervivencia global en comparación con sunitinib en pacientes con pronóstico intermedio o pobre según la escala IMDC.
La segunda línea de tratamiento va a estar condicionada principalmente por la terapia recibida en primera línea. En aquellos pacientes que son tratados con un TKI anti-VEGF en monoterapia, las opciones recomendadas de tratamiento son la inmunoterapia (nivolumab) o cabozantinib (TKI dirigido frente a VEGF, MET y AXL). No obstante, debido a la creciente evolución en el empleo de combinaciones en primera línea, es necesaria mayor investigación en este escenario. Las guías clínicas recomiendan TKI que no hayan sido empleados en primera línea, entre las que se incluyen cabozantinib, axitinib, tivozanib, sunitinib, pazopanib o la combinación de lenvatinib-everolimus.
De forma reciente el estudio fase III LITESPARK-005 ha demostrado el beneficio de bezultifan (inhibidor oral de factor inducible por hipoxia HIF-2a) en supervivencia libre de progresión en pacientes previamente tratados con inmunoterapia y TKI.
Almagro (Ciudad Real), 14 de junio de 2024 – Profesionales sanitarios expertos en cáncer y representantes de pacientes reunidos en el XVI Seminario Periodistas ‘Curar y cuidar en Oncología’, organizado un año más por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la compañía biomédica MSD, han destacado la necesidad de mejorar la calidad de vida y garantizar la reincorporación social y laboral de los largos supervivientes de cáncer a través de la revisión de los protocolos sanitarios.
Bajo el título “Presente y futuro del paciente largo superviviente de cáncer: Descubriendo nuevos horizontes para el abordaje de sus necesidades clínicas y sociales”, los expertos han analizado la situación de los largos supervivientes. “En el momento actual el concepto de largo superviviente ha sufrido un cambio respecto a lo que hasta ahora considerábamos en Oncología. No existe un concepto tan rígido, entendemos que es un proceso continuo en el que hay supervivientes tempranos, otros que están en transición después de haber finalizado el tratamiento y, además, están los largos supervivientes, que generalmente consideramos a partir de los cinco años libres de enfermedad”, ha detallado el Dr. César A. Rodríguez, presidente de SEOM.
“Además”, añade, “hay que tener en cuenta otro tipo de largo superviviente no curado y con enfermedad avanzada que puede permanecer períodos muy largos de tiempo con buen control de la enfermedad y excelente calidad de vida y que, al igual que el resto, tiene una serie de necesidades que requieren ser abordadas de manera eficaz”.
Se calcula, tal y como ha informado la Dra. Ruth Vera, coordinadora del Grupo SEOM de Largos Supervivientes de Cáncer, que en España hay unos dos millones de personas consideradas largas supervivientes, si bien ha reconocido la necesidad de que se lleven a cabo estudios que permitan identificar y cuantificar exactamente cuántas hay.
La importancia de implicar a la Atención Primaria
Actualmente, el tumor que más número de largos supervivientes tiene es el de mama debido, según ha explicado la Dra. Vera, a que este cáncer fue el primero en el que se incorporaron los programas de screening y del que más estrategias de seguimiento se han realizado.
Es en este ámbito en el que el abordaje multidisciplinar incluyendo a los médicos de Atención Primaria tiene un papel esencial. “La asistencia a los largos supervivientes es un trabajo que no puede ser realizado sólo desde un especialista o un hospital, sino que implica a diferentes profesionales, tanto médicos como enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales, así como diversos niveles asistenciales como Atención Primaria o Especializada”, ha añadido la doctora Vera.
En la misma línea, Pedro Ferrer, responsable médico del Área de cáncer de mama y tumores ginecológicos de MSD en España, ha indicado que “los pacientes necesitan un enfoque integral y multidisciplinar para abordar las necesidades que puedan tener a largo plazo, así como un seguimiento sanitario continuo”, y ha señalado el “compromiso de la Compañía para investigar y desarrollar soluciones terapéuticas que permitan aumentar las tasas de supervivencia a largo plazo y la calidad de vida de los pacientes”.
“La gestión compartida es el modelo ideal de asistencia a los largos supervivientes de cáncer. Además, esta gestión debería ser secuencial en las diferentes etapas evolutivas de la enfermedad, desde el diagnóstico y tratamiento hasta la fase de seguimiento, de manera que el peso de la atención recaerá en mayor o menor medida en Atención Primaria u Hospitalaria en función de la fase en la que se encuentre el paciente, de las prioridades y/o necesidades de asistencia en cada momento”, ha comentado la Dra. Rosario Vidal, oncóloga médico del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca.
En este sentido, la doctora Vidal ha explicado el modelo de atención a los pacientes largos supervivientes de cáncer implantado en su hospital que, en base a las recomendaciones de SEOM, garantiza la gestión compartida entre los servicios de Oncología Médica y Atención Primaria con especialistas de otras áreas médicas implicados en el seguimiento a largo plazo de estos pacientes y sus necesidades sanitarias.
“La coordinación entre niveles y diferentes agentes sociales es la base para la mejor atención y cuidados en salud de todas las personas que lo necesitan en cualquier momento de su vida, y, sobre todo el paciente largo superviviente”, ha añadido la Dra. Yolanda Ginés, miembro del Grupo de Trabajo de Cáncer de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), quien ha sugerido la posibilidad de que en Atención Primaria exista un sistema de conexión directa con el médico responsable hospitalario y el oncólogo de referencia. En la misma línea, la Dra. Ginés ha subrayado la importancia de la colaboración con la Administración y los demás agentes del entorno sociosanitario para contar con el conocimiento y los recursos adecuados para desarrollar y coordinar estas iniciativas.
Necesidades médicas y psicosociales de los largos supervivientes
Y es que, según han ido desgranando los diversos expertos, las personas consideradas largas supervivientes de cáncer tienen diversas necesidades médicas y psicosociales que deben ser atendidas y abordadas de forma eficaz para garantizar una adecuada calidad de vida. En concreto, desde el punto de vista médico, los tratamientos oncológicos pueden provocarles diversas toxicidades y efectos secundarios como síndrome metabólico, problemas cardiovasculares, hipertensión, osteoporosis u obesidad.
“Algunas toxicidades crónicas implican que el paciente mantenga síntomas permanentes que le impidan desempeñar una vida completamente normal (y/o similar a la previa que tenía) una vez finalizado el tratamiento oncológico, e incluso la toma de algún tratamiento para ese efecto secundario de forma crónica”, ha indicado la Dra. Elena Brozos, oncóloga médico del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña (CHUAC).
Asimismo, desde el punto de vista psicosocial, los largos supervivientes de cáncer pueden sufrir problemas de autoestima, sexualidad e, incluso, de fertilidad. Por ello, la Dra. Brozos ha subrayado la importancia de formar a todo el personal sanitario, así como a los propios pacientes, para que conozcan las toxicidades y problemas psicosociales que pueden aparecer.
“Las necesidades de un largo superviviente de cáncer, sobre todo si ha sido diagnosticado en edad temprana, son muy amplias y afectan tanto a nivel orgánico como psicosocial y neurocognitivo. Se trata de una losa que van a tener que arrastrar durante bastantes años y que lamentablemente el sistema sanitario no tiene adecuadamente cubierta, habiendo una gran carencia de protocolos de asistencia a este colectivo”, ha detallado el Dr. J. Alejandro Pérez-Fidalgo, oncólogo médico del Hospital Clínico Universitario de Valencia e investigador del Incliva.
En este sentido, la Dra. Vidal añade que, para poder implantar en un centro hospitalario un modelo asistencial eficaz para los largos supervivientes, se deben cumplir una serie de requisitos. Entre estas características destacan garantizar una adecuada comunicación entre los niveles asistenciales; establecer y definir la población objeto del plan asistencial; crear la figura del ‘oncólogo de enlace’ para la coordinación y organización del modelo; y favorecer la formación continua de los profesionales sanitarios así como la información que se facilita a los pacientes.
Por otro lado, durante el encuentro se ha mencionado el olvido oncológico, un derecho recogido en el Real Decreto 5/2023, aprobado el pasado 28 de junio de 2023, que ha supuesto, tal y como ha asegurado la Dra. Brozos, un reconocimiento a una situación de “injusticia social” que impedía a los largos supervivientes de cáncer desempeñar una vida normal.
“Ha sido una medida de apoyo a este colectivo para lograr objetivos personales y sociales que les permitan desempeñar una vida más plena tras haber superado la enfermedad. Los largos supervivientes tienen que afrontar el desempeño de roles previamente perdidos en el diagnóstico del cáncer, y el Real Decreto les ha ayudado a alcanzar muchas metas como, por ejemplo, la independencia económica o acceder a una vivienda en propiedad”, ha explicado la Dra. Elena Brozos.
Del mismo modo se ha pronunciado el doctor Pérez-Fidalgo quien ha añadido que este derecho se ha hecho efectivo gracias a la evidencia científica que hay en torno a los largos supervivientes y al hecho de que, según el estadio del tumor, la edad de diagnóstico y el tiempo que pasa sin enfermedad, la probabilidad de padecer cáncer baja a niveles casi idénticos a los de la población general.
“Tenemos mucha evidencia científica de que algunos tumores tienen una probabilidad ínfima de recaída cuando se lleva años en los que no se detecta la enfermedad. Por ello, la aprobación del derecho al olvido oncológico era imprescindible para muchas personas largas supervivientes de cáncer”, ha enfatizado.
Además, Natalia Díaz Santín, paciente larga superviviente de cáncer y miembro de la Asociación de familias con síndrome de Lynch (AFALynch), ha destacado de la laguna legal que hay en torno a las personas portadoras de una mutación genética porque, aunque hayan padecido un cáncer (o más), puede que nunca más vuelvan a padecer uno, por lo que ha pedido que se les incluya a la hora de garantizar el derecho al olvido oncológico. Por otro lado, ha subrayado el papel clave del lenguaje en torno a los largos supervivientes, “romantizar algunos aspectos que rodean la enfermedad, no nos suele ayudar”, ha apuntado, “hay que normalizar el uso del lenguaje, y explicar la realidad, con sus luces y sombras", ha comentado.
Finalmente, Clara Rosàs, gerente de la Federació Catalana Entitats contra el Càncer (FECEC) y representante de la Association of European Cancer Leagues, ha explicado que para la reintegración laboral de los largos supervivientes, es necesario observar “las posibles secuelas a corto y medio plazo de los tratamientos, la necesidad de acuerdos laborales que permitan una flexibilidad en la reincorporación en el trabajo, o el estigma y los prejuicios asociados a la enfermedad”. Rosàs también ha subrayado la necesidad de “proporcionar guías y herramientas para gestionar el impacto del cáncer en las organizaciones acompañado de medidas para fomentar la reintegración laboral, que se puedan implementar en las pequeñas y medianas empresas”.
Madrid, 10 de junio de 2024.- La supervivencia de los pacientes con cáncer de próstata avanzado en los últimos 15 años se ha triplicado gracias al desarrollo de nuevos agentes hormonales, quimioterapia o radiofármacos, pasando de 12-18 meses en 2005, cuando sólo se disponía de quimioterapia, a más de 36 en la actualidad. Además, los inhibidores de PARP han demostrado beneficio en supervivencia en pacientes con cáncer de próstata avanzado, con alteraciones en genes implicados en la reparación del DNA, siendo el más frecuente BRCA2. Por otro lado, la aparición de nuevos radiofármacos, como el 177Lu-PSMA-617, emerge como una nueva opción terapéutica eficaz en el algoritmo terapéutico de los pacientes con cáncer de próstata avanzado.
En el marco de la campaña de comunicación “En Oncología cada AVANCE se escribe en Mayúsculas”, SEOM da a conocer la evolución y los avances médicos que se han sucedido en estas últimas décadas en el tratamiento de los diferentes tumores. Coincidiendo con el Día Mundial del Cáncer de Próstata que se celebra mañana martes, 11 de junio, destacamos los avances más importantes en cáncer de próstata, el primer cáncer más diagnosticado en nuestro entorno en varones, con una estimación de 30.316 nuevos casos en España en 2024, según el informe de SEOM “Las cifras del cáncer en España” de 2024.
Además, el cáncer de próstata es el tumor más prevalente en varones, con una estimación de prevalencia a cinco años para el año 2020 de 122.025 casos, según los últimos datos disponibles recogidos en el citado informe de SEOM. Sin embargo, ocupa el tercer lugar como responsable del número de fallecimientos por cáncer en varones en España, con una reducción de la tasa de mortalidad de forma progresiva. La supervivencia neta a cinco años de los pacientes diagnosticados en el periodo 2008-2013 fue de 89,8%, la más elevada entre los tumores más frecuentes.
En la actualidad, la inmensa mayoría de casos de cáncer de próstata se diagnostica en estadios iniciales, mientras que sólo el 10% corresponde a casos avanzados (metastásicos) al diagnóstico. En estadios iniciales, el cáncer de próstata es curable en una gran mayoría de casos mediante cirugía, radioterapia/braquiterapia con o sin la adición de hormonoterapia. A pesar de la eficacia de estos tratamientos radicales, aproximadamente un 30% de los pacientes van a terminar desarrollando una recurrencia de la enfermedad, que finalmente puede conducir a una enfermedad metastásica e incurable.
Dentro del cáncer de próstata avanzado, es importante diferenciar varios grupos de pacientes, ya que las implicaciones de tratamiento son diferentes en cada uno de ellos. Por una parte, tenemos el cáncer de próstata hormonosensible metastásico, que puede ser o bien un diagnóstico de novo o bien recurrente tras un tratamiento local previo. Por otra parte, está la enfermedad resistente a castración, que a su vez puede ser metastásica (lo más común) o no metastásica. Los objetivos del tratamiento en cualquiera de estas fases es prolongar la supervivencia, preservar la calidad de vida y prevenir eventos óseos.
Es en estos casos avanzados donde se han realizado la mayoría de los avances en el tratamiento de la enfermedad. En el escenario hormonosensible metastásico el empleo de dobletes con agentes hormonales (apalutamida, enzalutamida, abiraterona) o con tripletes con docetaxel y agentes hormonales (abiraterona o darolutamida) debe considerarse de elección. Posteriormente, en la enfermedad resistente a la castración metastásica (CPRCm), las opciones de tratamiento son múltiples: quimioterapia (docetaxel o cabazitaxel), agentes hormonales (abiraterona o enzalutamida), o radiofármacos (radio-223 o 177Lu-PSMA-617), cuya elección dependerá, en parte, de los tratamientos previos que haya recibido el paciente.
Además, en los últimos años, en el CPRCm, se ha demostrado el beneficio de los inhibidores de PARP, bien en monoterapia o en combinación con agentes hormonales, principalmente en pacientes con alteraciones en genes implicados en la reparación del ADN, siendo el gen más frecuentemente alterado BRCA2. Las alteraciones en genes implicados en la reparación del ADN están presentes en el tejido tumoral de hasta el 30% de los pacientes con CPRCm, y es importante tener en cuenta, que hasta el 12-16% de estas alteraciones pueden estar presentes en la línea germinal, con las implicaciones que eso conlleva de cara al asesoramiento familiar.
En otro contexto de la enfermedad, en pacientes con carcinoma de próstata resistente a la castración que todavía no han desarrollado metástasis, tanto apalutamida como enzalutamida y darolutamida, todos ellos agentes hormonales, han demostrado retrasar la aparición de metástasis en aproximadamente dos años, disminuir el riesgo de aparición de síntomas en más de un 50%, además de prolongar la supervivencia de los pacientes.
Secuencia óptima de fármacos
En la actualidad, uno de los desafíos más importantes consiste en determinar el valor de la secuencia óptima de fármacos para obtener el máximo beneficio en cada paciente en particular. A ello van a ayudar los nuevos descubrimientos de la biología molecular de la enfermedad que están permitiendo avances en el desarrollo de la medicina personalizada. El análisis de nuevos biomarcadores en biopsias líquidas, tanto células tumorales circulantes como DNA circulante, se encuentra en la actualidad en evaluación en varios estudios y podría, en el futuro, determinar la elección del tratamiento óptimo basado en el perfil molecular individual de cada paciente.
Todos estos fármacos han podido ver la luz gracias a la realización de ensayos clínicos en múltiples centros del mundo, y a la generosa participación de los pacientes en ellos. En estos avances, ha habido una participación muy significativa de centros españoles. Seguimos creyendo que la mejor opción, en la medida de lo posible, es la participación en ensayos clínicos que sigan intentando mejorar la seguridad y eficacia de estos tratamientos. Pero, por encima de todo, es necesario que aquellos progresos que muestren beneficios significativos se incorporen de manera equitativa para todos los pacientes, y que el acceso al mejor tratamiento para su enfermedad sea universal.