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Cuidados

Continuos

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actual de ETV asociada a CVC se desconoce debido a la mejora de los materiales de fabricación

empleados siendo significativamente menos trombogénicos y a que gran parte de los eventos son

asintomáticos o mínimamente sintomáticos. Los datos más recientes estiman una incidencia de

ETV sintomática del 4% y aproximadamente 30% de ETV asintomática dependiendo del método

de screening empleado

5

. Múltiples estudios aleatorizados y metaanálisis han analizado el valor

de la tromboprofilaxis farmacológica sin encontrar un beneficio significativo en la reducción

del riesgo de ETV, por esta razón no se recomienda la tromboprofilaxis de rutina en pacientes

portadores de CVC. Diversas estrategias de colocación de CVC se han asociado con una reducción

del riesgo de trombosis, por lo que se recomienda insertar el CVC en el lado derecho, en la vena

yugular y la punta del catéter debe de localizarse en la unión de la vena cava superior y la aurícula

derecha.

TROMBOPROFILAXIS DEL PACIENTE ONCOLÓGICO EN TRATAMIENTO CON QUIMIOTERAPIA

EN UN MEDIO AMBULATORIO

La quimioterapia es un factor de riesgo independiente para el desarrollo de ETV, incrementando

el riesgo de trombosis por 2-6. La incidencia de trombosis varía ampliamente dependiendo de los

regímenes de quimioterapia empleados alcanzado las mayor incidencia con tratamientos basados

en cisplatino, talidomida-lenalidomida e inhibidores de la angiogénesis. Actualmente cerca del 80%

de los eventos trombóticos en los pacientes con cáncer ocurren en un medio extrahospitalario y

el mayor incremento del riesgo de ETV se ha producido en los pacientes con cáncer que reciben

quimioterapia ambulatoriamente (47% de incremento en los últimos 10-20 años). Hasta 2008

múltiples estudios randomizados con antivitaminas K y heparinas habían analizado el papel de

la tromboprofilaxis ambulatoria con resultados dispares e inconsistentes. Desde 2009 cuatro

ensayos clínicos randomizados y dos metaanálisis han modificado parcialmente la indicación de

tromboprofilaxis en este contexto clínico (Tabla 4). De forma global y consistente los cuatro estudios

demuestran una reducción significativa del riesgo de ETV con tromboprofilaxis farmacológica sin

incrementar la incidencia de sangrado mayor ni menor. Sin embargo no se demuestra un incremento

de la supervivencia global como cabría esperar al reducir la carga de ETV. El elevado número de

pacientes necesario tratar (NNT) para evitar un evento, la baja incidencia global de eventos en los

estudios, la ausencia de biomarcadores precisos y la limitación de la estratificación del riesgo con

las herramientas actuales han impedido la generalización de esta práctica. De forma unánime las

principales guías clínicas (ASCO, ESMO, NCCN, ACCP e ISTH) en el momento actual no recomiendan

la tromboprofilaxis de rutina en los pacientes oncológicos que reciben quimioterapia en un medio

extrahospitalario, sin embargo en aquellos pacientes con factores de alto riesgo de ETV y bajo riesgo

de sangrado recomiendan valorar la tromboprofilaxis con HBPM. En lo que no existe unanimidad

es en la consideración de alto riesgo entre las cinco guías, empleando diferentes criterios que

comprenden desde factores clínicos al modelo predictivo de riesgo de Khorana (score de Khorana

3).

Los pacientes con mieloma múltiple tratados con talidomida o lenalidomida asociado a

quimioterapia o dexametasona presentan alto riesgo de desarrollar un evento tromboembólico

venoso. Los estudios más recientes han descrito una incidencia de ETV 12%-28% de los pacientes

tratados sin tromboprofilaxis. En el momento actual se recomienda tromboprofilaxis de forma

rutinaria en pacientes con mieloma múltiple cuando reciben tratamiento con esta combinación,

con HBPM en pacientes con factores de riesgo y ácido acetilsalicílico o HBPM o en pacientes sin

factores de riesgo adicionales

6

.