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Cuidados

Continuos

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noventa y ocho (60%) de 1.000 suscriptores del Journal of Clinical Oncology elegidos al

azar devolvieron cumplimentada la encuesta que se les había enviado. El 56% de los

que respondieron referían haber experimentado burnout en su vida profesional. No se

observaron diferencias significativas entre el burnout y la especialidad dentro de oncología,

año de finalización del periodo formativo o lugar donde trabajaban. Sin embargo, sí se

observaron diferencias significativas entre el tipo de práctica y la incidencia de burnout:

los oncólogos de instituciones universitarias reportaron una menor incidencia de burnout

(47%) que el resto de profesionales (64%; p=0.0003). La frustración o el sentimiento de

fracaso fue la descripción más frecuentemente elegida (56%) del burnout, y la razón más

frecuente elegida (57%) para explicar la existencia de burnout fue el tiempo insuficiente

personal o de vacaciones. Para aliviar el burnout, la mayoría de los respondedores (69%)

indicaron la necesidad de más tiempo personal o de vacaciones. Como factores que

contribuyen al burnout seleccionaron los cuidados paliativos o a terminales y la alta

carga de trabajo.

Kash y col

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enviaron un cuestionario a 261 oncólogos médicos, enfermeras y otras

clases de personal en un hospital de investigación en cáncer para examinar el efecto

del estrés y de los atributos de la personalidad en las puntuaciones del burnout. Cada

participante completó un cuestionario que cuantificaba los factores que producían el

estrés, los atributos de la personalidad, el burnout, el distrés psicológico, los síntomas

físicos, las estrategias de enfrentamiento y el soporte social. Los resultados mostraron

que el personal del hospital experimentaba el mayor burnout, es decir, tenía mayor

agotamiento emocional, un sentimiento de distancia emocional a los pacientes y peor

sentido de rendimiento personal. Los acontecimientos negativos en el trabajo contribuían

significativamente al nivel de burnout. Sin embargo, tener una personalidad “dura”

ayudaba a aliviar el burnout. Las enfermeras reportaron más síntomas físicos que el

personal y los oncólogos pero, sin embargo, estaban emocionalmente menos distantes

de los pacientes. Las mujeres refirieron menor sensación de rendimiento y mayor distrés.

Los cuatro métodos de relajación que empleaban con mayor frecuencia eran hablar con

amigos, utilizar el humor, beber café o comer y ver la televisión. Un hallazgo inesperado

fue que a mayor sentimiento religioso, menor burnout.

En otro estudio realizado en la Universidad de Mesina, Italia, se investigó la relación

entre el burnout y la ira en tres departamentos distintos

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. Veintiséis trabajadores

en departamentos de oncología, 15 en servicios de tratamiento de adicciones y 32 en

departamentos de oftalmología (controles) fueron evaluados utilizando dos cuestionarios,

el MBI para el burnout y el STAXI para la ira. El personal de oncología mostró valores

medios más elevados en las escalas de agotamiento emocional y despersonalización del

MBI respecto a los controles (p

<

0.01), mientras que los trabajadores de los servicios

de tratamiento de adicciones mostraron valores más altos en las tres escalas del MBI

respecto a los controles (p

<

0.01). Los análisis de correlación mostraron que niveles

elevados de burnout se asociaron con niveles más altos de ira expresados hacia el

ambiente (p

<

0.01) y pérdida del control de la ira (p

<

0.05). Los autores concluyen la

ira, como respuesta a la frustración, parece ser una característica que se asocia

constantemente con la expresión clínica del burnout y no debería subestimarse en los

contextos teórico y preventivo. La reducción de la ira y el burnout entre oncólogos y