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Cuidados

Continuos

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pacientes sin deterioro cognitivo previo ,la deshidratación puede aumentar el riesgo de

delirium y dificultar la relación del paciente con su familia, por lo que puede plantearse

la hidratación

25,26

. En el paciente comatoso la hidratación no contribuye al control de

síntomas y puede empeorar las secreciones respiratorias, la cuantía de los vómitos y obligar

al sondaje urinario en caso de retención de orina. Si por el motivo que sea, planteamos

mantener la hidratación durante la fase agónica y el paciente tiene vías periféricas en

mala situación puede realizarse hidratación subcutánea o hipodermoclisis administrando

alrededor de 500 a 1000 ml de suero salino que es menos irritante por vía sc o glucosalino

en infusión continua en palomilla colocada en el abdomen cada 24h

27

Recientemente Bruera y cols han publicado un estudio multicéntrico, randomizado ,doble

ciego, placebo control sobre la hidratación en pacientes con cáncer avanzado al final de

la vida en donde no se ven diferencias significativas en incidencia de delirium, astenia,

mioclonias, somnolencia, alucinaciones, calidad de vida ni supervivencia

28

.

Eliminación:

No deben administrarse enemas. La incontinencia en sí misma no es

indicación de sondaje vesical, pueden utilizarse absorbentes. Si el paciente está agitado y

hay sospecha de retención aguda de orina, (esto se produce en un 21% de pacientes) puede

ponerse sonda vesical por si ésta fuera la causa de la agitación.

TRATAMIENTO DE LOS SÍNTOMAS

El control de síntomas en los últimos días de vida habitualmente es una continuación de lo

que se ha ido haciendo hasta ese momento. Sin embargo pueden surgir síntomas nuevos o

empeoramiento de los previos. El manejo inadecuado de éstos síntomas puede trastocar el

bienestar conseguido en los días previos y producir un final traumático para el paciente y

un recuerdo doloroso para su familia. (Tabla 4)

Dolor:

La mayoría de los pacientes terminales están en tratamiento con opioides potentes

por vía oral o transdérmica. Generalmente el dolor no suele ser un problema si previamente

ha estado bien controlado. En estos casos debe mantenerse la analgesia y únicamente

pasar de vía oral a subcutánea en dosis equivalentes a medida que el paciente deja de

tragar o mantener la vía transdérmica

28

. La supresión brusca de los opioides en ésta fase

puede producir un síndrome de abstinencia y aumentar el disconfort, por lo que aunque el

paciente esté en coma no deben suspenderse. Se pueden disminuir de forma progresiva o

aumentar el intervalo entre dosis si se requiere.

Sin embargo hay pacientes en los que el dolor aumenta o aparece de nuevo, por lo que si

no estaban en tratamiento con opioides potentes deben iniciarse y si ya estaban tomando

opioides, debe subirse la dosis un 30-50%. Es raro en esta fase que el dolor no se controle

aumentando la dosis de opioides.

En la serie de Lichter y cols con 200 pacientes en las últimas 48 horas de vida, se vio que en

un 13% disminuyeron las necesidades de opioides potentes, en un 44% se incrementaron y

no se modificaron en un 43%

30

.