Cuidados
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SEDACIÓN EN EL ENFERMO AGÓNICO
La sedación en la agonía es la administración deliberada de fármacos en las dosis y combinaciones
requeridas, para reducir la consciencia de un paciente terminal cuya muerte se prevé próxima, tanto
como sea preciso para aliviar adecuadamente uno o más síntomas refractarios, y con el consentimiento
previo del paciente explícito, implícito o delegado
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En la fase agónica puede haber síntomas refractarios como la agitación terminal, disnea, angustia
o hemorragia masiva que no pueden ser controlados a pesar de los intensos esfuerzos por hallar un
tratamiento tolerable que no comprometa la consciencia del paciente. En estos casos se indicará la
sedación. Estonoquieredecir quehayaquesedar a todos lospacientesagónicosni que todos lospacientes
que están en fase de agonía y que tienen disminución del nivel de conciencia es porque están sedados.
En la mayoría de estudios la frecuencia de sedación es del 20-25%,los síntomas más frecuentes
que requieren sedación son delirium y disnea ,los fármacos más utilizados son midazolam y
levomepromacina.
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Los opioides no deben ser utilizados con la intención de sedar, ya que
disponemos de fármacos con mejor perfil sedante. Es habitual que formen parte del tratamiento
del paciente sedado con disnea o dolor. La mediana de supervivencia tras la sedación en la agonía
es de 48h, similar a la de aquellos pacientes no sedados por lo que la sedación bien indicada, con
dosis proporcionadas y fármacos adecuados no parece disminuir la supervivencia
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Sin embargo la sedación de un enfermo terminal puede ser una decisión compleja que tiene
implicaciones físicas , éticas y morales, por lo que debe ser tomada en conjunto por el paciente ,
familia y equipo de tratamiento
MORIR CON DIGNIDAD
La dignidad es una cualidad intrínseca del ser humano, que se mantiene hasta el momento
mismo de la muerte. El concepto de muerte digna puede variar de unas personas a otras. Algunas
desearán para su muerte la posibilidad de mantener la conciencia hasta el final y otras en cambio
preferirán morir “ dormidos “, para evitar el sufrimiento.
Las características que en líneas generales pueden definir una buena muerte son: Morir sin
dolor y sin otros síntomas mal controlados, que no se prolongue de manera artificial el proceso
de muerte, morir acompañados por la familia y amigos sabiendo que también se va a intentar
disminuir su sufrimiento, haber tenido la posibilidad de ser informados adecuadamente sobre
la enfermedad participando en la toma de decisiones, elegir donde se desea morir (domicilio o
hospital) contando en cada caso con el apoyo sanitario adecuado.
El testamento vital o documento de voluntades anticipadas pretende recoger las preferencias del
paciente acerca de las líneas de tratamiento que quiera o no recibir, para que sean respetadas
cuando ya no tenga capacidad de decisión. De esta manera se podrán prevenir determinadas
situaciones, aunque está claro que no pueden evitarse todas las dudas y conflictos que pueden
surgir en las fase final de un enfermo.Está claro que lo que nuestros pacientes nos piden es
recibir el mejor tratamiento posible para su enfermedad, proporcionado a la fase de la misma
y acompañado de las mayores dosis posibles de comprensión y afecto para ellos y sus familias.