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Dr. Albert Tuca Rodríguez

Médico Coordinador. Servicio de Cuidados Paliativos.

Hospital Clínic i Provincial. Barcelona

Tratamiento de sintomas refractarios en

el final de la vida. Sedacion paliativa

y terminal, sus indicaciones y

consideraciones eticas

Frecuentemente la situación clínica de los enfermos oncológicos avanzados y en situación de

final de vida es compleja. El proceso de final de vida es el tiempo que precede a la muerte del enfermo

cuando ésta es previsible y la vida se extingue gradualmente. Se trata de una intensa experiencia vital

que puede estar marcada, en función de las características clínicas y personales del paciente, tanto

por la presencia de sufrimiento, amenazas e incertidumbres, como por la emergencia de valores,

significados y decisiones avanzadas.

El sufrimiento en el proceso de fin de vida puede estar condicionado por la presencia de múltiples e

intensos síntomas físicos, un marcado deterioro funcional y aumento de la dependencia, la angustia

existencial, la incertidumbre, la impotencia y el agotamiento de los recursos personales para

enfrentarse a la amenaza vital. La experiencia del paciente se describe en la individual y singular

interacción entre el proceso adaptativo a una realidad inevitable y el potencial sufrimiento expresado en

todas las dimensiones humanas (físicas, emocional, social y espiritual). Aliviar el dolor y el sufrimiento,

no abandonar y atender al incurable, y promover una muerte tranquila cuando esta no es evitable son

objetivos de la medicina con el mismo rango ético que prevenir y curar las enfermedades.

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Cuando los tratamientos oncológicos ya no son capaces de modificar la historia natural de la

enfermedad adquiere una relevancia prioritaria el control sintomático del enfermo. Los objetivos del

tratamiento paliativo son el control de los síntomas tratables y favorecer la mejor adaptación posible

al deterioro general inexorable condicionado por la progresión de la neoplasia y las complicaciones

médicas asociadas.

En los últimos años se ha avanzado mucho en el conocimiento y en el tratamiento de estos enfermos.

Sin embargo, y a pesar de estos avances, se observan frecuentemente síntomas de alta severidad,

vividos por los pacientes como intolerables y que no responden a las medidas terapéuticas paliativas

habituales. Se trata de situaciones devastadoras, asociadas en general a un deterioro rápido del

paciente y que muchas veces anuncian una muerte próxima. El carácter intolerable e irrepetible

de esta situación, asociado a la resistencia terapéutica, obliga al equipo asistencial a dar una

respuesta ajustada y proporcional que en muchas ocasiones comporta la indicación de sedación

del enfermo.