Cuidados
Continuos
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Es importante la labor de educación a la familia para evitar la presión sobre el paciente a que coma.
“Si no come se morirá” es la frase más repetida en las habitaciones de nuestros pacientes. Si bien el
soporte nutricional es un factor importante en los pacientes en tratamiento activo, este deja de tener
significado en la fase final de la enfermedad.
Los suplementos proteicos, indicados en otras situaciones, no aportan mejoría sustancial al
problema nutritivo.
Se han utilizado diversos fármacos antianoréxicos: Tanto los corticoides a distintas dosis, como
el megestrol a dosis de 400-800 mg/día mejoran subjetivamente la sensación de anorexia,
y disminuyen la pérdida de peso, pero no mejoran la sarcopenia. La metoclopramida, la
ciproheptadina y los cannabinoides se han ensayado con resultados poco concluyentes.
DELIRIUM
El delirium, con o sin agitación psicomotora, es una complicación frecuente en los pacientes
ingresados y a menudo es el primer signo del proceso agónico.
La incidencia del delirium en los pacientes con cáncer avanzado se ha calculado en un 30%
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La desorientación temporo-espacial, preferentemente nocturna, se acompaña de sufrimiento
psíquico del paciente y ansiedad asociada a la familia.
El tratamiento de elección, además de los elementos ambientales adecuados: silencio, luz
natural, etc., es el Haloperidol. Debe titularse la dosis necesaria para controlar el síntoma,
repitiendo administración de 1 mg cada media hora, hasta conseguir tranquilizar al paciente.
ESTREÑIMIENTO Y RETENCIÓN DE ORINA
En los útlimos días tendremos especial cuidado en asegurar la correcta evacuación de las
heces y la orina del paciente. El estreñimiento es un síntoma universal en nuestros pacientes
(sedentarismo, utilización de opioides), La retención aguda de orina, con globo vesical ha sido,
en la experiencia de los autores, causa no diagnosticada de agitación no controlada.
LOS ÚLTIMOS MOMENTOS. ¿HAY QUE SEDAR?
Cuando el paciente evoluciona hasta acercarse a los últimos momentos, los objetivos se
mantienen: mantener una vida digna hasta la muerte. Aquí aparece la duda sobre si sedar o no
al paciente.
Se trata de una decisión vital que repercute directamente sobre la calidad asistencial. El
porcentaje de pacientes terminales que mueren bajo sedación es altamente variable según
la localización (domicilio, hospice, unidad de cuidados paliativos, hospital de agudos…) y con
diferencias importantes culturales y geográficas. En un estudio multicéntrico internacional,
los pacientes que morían con sedación farmacológica oscilaban entre el 15 y el 36%, Este
estudio otorgaba a nuestro país, concretamente un hospital de Madrid, el 22% de sedación
terminal.
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