Cuidados
Continuos
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Tras la realización de la colostomía, en general, es normal la presencia de un ligero edema en el
estoma durante las primeras horas y, excepto si se ha realizado por obstrucción, no produce material
efluente hasta las cuarenta y ocho o setenta y dos horas posteriores. Las complicaciones que pueden
surgir tras la realización de lamisma pueden ser agudas o crónicas. Entre las primeras cabe destacar
la necrosis del estoma, producida por un orificio cutáneo estrecho que provoca la isquemia del estoma,
y que obliga en la mayoría de los casos a una nueva cirugía, las hemorragias del estoma y la irritación
de la piel por contacto con las heces, o con los pegamentos utilizados para unir la bolsa a la piel.
Las complicaciones crónicas suelen originarse en el domicilio del enfermo. Las mas frecuentes
son la estenosis y retracción, producidas por abscesos o isquemia crónica del muñón, y las hernias
y prolapso intestinal. Sin embargo, las complicaciones que mas preocupan al enfermo son las que
tienen que ver con la frecuencia y consistencia de las evacuaciones y el cuidado de la piel ya que
estas circunstancias son las que más pueden afectar su calidad de vida. En este sentido, es útil
aconsejar al paciente medidas dietéticas que le ayuden a mantener una frecuencia y consistencia
de las heces lo mas normal posible aunque pueda ser necesaria la utilización de laxantes o, en
caso contrario, de astringentes. En el caso de estreñimiento pertinaz pueden llegar a ser necesarias
irrigaciones del colon a través del estoma siendo conveniente que la enseñanza de la técnica la realice
un profesional, diplomado en enfermería, especializado en ostomías.
La isquemia y/o necrosis de una ostomía digestiva, tanto si es de una colostomía o de una ileostomía,
es una situación grave que ocurre, normalmente, en un espacio temporal muy cercano a la cirugía
(primeras 24 horas). Lo común es que se produzca en pacientes con pared abdominal gruesa y/o en
ostomías de tipo terminal. En caso de resecciones tumorales del colon sigmoide debe efectuarse, dentro
del procedimiento quirúrgico oncológico, la ligadura de la arteriamesentérica inferior en su salida de la
aorta, lo que puede ayudar, o provocar, que la colostomía fabricada con colon descendente sea límite en
cuanto a irrigación. Por otro lado, y en el caso de las ileostomías, la confección de la misma requiere de
un segmento de ileon de aproximadamente 8 cms., conservando su irrigación para extraerlo a través de
la pared abdominal y poder evertirlo al exterior. Cuando este segmento se torna isquémico, se reconoce
porque cambia de coloración y sus bordes no sangran. Si la necrosis del colon o ileon exteriorizado va
mas allá de la aponeurosis, la indicación es efectuar en forma urgente una nueva ostomía, por el riesgo
de perforación hacia la cavidad peritoneal.
El prolapso de una colostomía ocurre con mayor frecuencia en las que se realizan en asa y su causa
es una confección defectuosa al dejar un orificio aponeurótico demasiado grande y un colon proximal
redundante no sin fijado a la pared. En ocasiones el prolapso puede tener compromiso vascular, lo que
requiere de reparación inmediata. Los prolapsos que ocurren en ostomías temporales se resuelven al
reanudar el tránsito intestinal, en cambio los que se presentan en ostomías permanentes, requieren de
corrección quirúrgica local o la fabricación de una nueva ostomía.
Otra de las complicaciones tardías de las ostomías digestivas son las hernias paraostómicas.
Ocurren por una apertura de la fascia o aponeurosis demasiado grande o por localizar la ostomía
por fuera del músculo recto abdominal y tienen, en general, poca tendencia a complicarse
pero son muy molestas para el paciente en la medida que no se logra adecuar bien la bolsa de
colostomía. La reparación puede ser local, reparando el orificio herniario colocando una malla
alrededor de la colostomía, o simplemente reubicando la colostomía en otro sitio. La hernias
alrededor de la ileostomía son raras.