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Cuidados

Continuos

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Con el envejecimiento también se produce una serie de cambios fisiológicos a nivel de la absorción,

distribución y metabolismo hepático de los medicamentos. En pacientes con patologías a nivel

de cualquiera de esos niveles se necesita ajustar la dosis de algunos medicamentos, máxime, si

esas patologías son graves. Por todo esto, se debe hacer un manejo especial de la medicación en

el anciano, y por tanto, de la quimioterapia.

FISIOPATOLOGÍA DE LA FRAGILIDAD

Numerosas líneas de investigación sugieren que los ancianos disponen de una reserva funcional

concreta y de unos mecanismos de compensación. Por ejemplo, Frost interpretó la osteoporosis

como un intento del organismo para reducir el peso de los huesos cuando estos se han vuelto

demasiado pesados para ser movidos por músculos ya debilitados

(4)

.

Lacompensaciónesalgopositivo, peronosedebeolvidar que laspersonasqueestáncompensando

también tienen un alto riesgo de descompensar. Por ejemplo: si una persona está usando la

reserva muscular para compensar problemas de equilibrio, ya no le quedará fuerza muscular

“extra” para enfrentarse a otras situaciones críticas. De esta manera, basado en los términos de

“susceptibilidad y compensación”, se puede comprender por qué los ancianos son cognitivamente

“frágiles”: pueden ser capaces de orientarse perfectamente en tiempo y en espacio cuando

están en su medio habitual, pero entran en delirio severo justo después de ser hospitalizados. El

concepto de fragilidad y de pérdida de reserva puede ser especialmente útil entre los oncólogos.

Se sabe que los ancianos son más susceptibles que los jóvenes a la mielosupresión secundaria

a la quimioterapia. Los efectos mielotóxicos más prolongados y severos son la muestra de que

tienen una menor reserva hematopoyética, causada la edad o por la comorbilidad ligada a la

edad. Esta disminución en la reserva hematopoyética suele estar compensada y no afecta al

número basal de granulocitos, por lo que no se detecta inicialmente. Sin embargo, la “fragilidad

hematopoyética” tiene severas consecuencias ante situaciones estresantes (por ejemplo, la

administración de quimioterapia). Todo esto resalta la importancia que tiene conocer métodos

de evaluación de la reserva fisiológica. La Beca SEOM Jóvenes Investigadores 2008-2009 titulada

“La pérdida de reserva orgánica como detector de fragilidad en ancianos con cáncer tratados con

quimioterapia”, desarrollada en la Sección de Oncología Médica del Hospital General Virgen de la

Luz de Cuenca, intenta hacer una introducción a este problema, y se espera que sus resultados

se publiquen en breve.

VALORACIÓN GERIÁTRICA INTEGRAL EN ONCOLOGÍA MÉDICA

La Valoración Geriátrica Integral (VGI) es un término amplio que se usa para analizar el estado

de salud del anciano con un abordaje distinto al estándar. El estado de salud de este grupo

poblacional depende de factores que van más allá de los problemas médicos, como la situación

social y el estado psicológico y mental. La VGI también pone énfasis en la valoración del estado

funcional, tanto de su conservación como de su mejora. Aunque en sentido estricto es un

proceso diagnóstico, se sustenta en cuatro pilares: un equipo multidisciplinar, una evaluación

multidimensional, un proceso de análisis y de correlación de las características del paciente y

la creación de un plan de intervención individualizado. La VGI se basa en la premisa de que la

evaluación sistemática del anciano por un equipo de profesionales puede descubrir problemas

de salud tratables.

No se pretende hacer una descripción somera de cada una de las escalas y cuestionarios

empleados en la VGI aplicada por un especialista en Geriatría. Como éste es un tema muy amplio,

cuya explicación podría ocuparnos todo un manual, vamos a centrarnos en los aspectos de la VGI

aplicada al ámbito de la Oncología.