Cuidados
Continuos
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Factores secundarios asociados a la cirugía y la radioterapia
En la medida en que mejoran las técnicas quirúrgicas se contribuye a la reducción de la morbilidad
sexual. Los siguientes se han descrito como factores pronósticos descritos del funcionamiento
sexual posoperatorio:
•
Edad.
•
Funcionamiento sexual y vesical previo.
•
Ubicación del tumor.
•
Tamaño del tumor.
•
Amplitud de la resección quirúrgica.
Si nos centramos específicamente en el cáncer de mama, la función sexual después del
tratamiento quirúrgico ha sido objeto de un amplio estudio. Los trabajos coinciden en que la
conservación o reconstrucción mamaria tienen un menor efecto sobre el desempeño sexual
que la mastectomía sola; las mujeres que conservan la mama, tienen una mayor probabilidad
de seguir disfrutando las caricias en ésta, no muestran diferencias en las variables como
frecuencia de coito, el alcanzar el orgasmo o la satisfacción sexual en general. Respecto a las
mastectomisadas, otros estudios asocian la mastectomía, sobre todo las totales, con mayores
problemas de interés sexual, y el uso de la quimioterapia con un mayor grado de disfunción
sexual
[7]
.
En los pacientes con cáncer colorrectal las disfunciones sexuales y urinarias son
complicaciones reconocidas tras la resección de la lesión tumoral, sobre todo cuando es de
localización rectal. La causa principal de la disfunción secundaria de la resección quirúrgica
parece ser el daño de los nervios autonómicos de la pelvis a lo largo de la aorta distal.
La incidencia de esta disfunción genitourinaria dependerá del tipo de abordaje quirúrgico
y las lesiones nerviosas podrán ocurrir por vía directa o por daño de los vasos que irrigan
los nervios. La lesión de los nervios hipogástricos (simpáticos) o de los nervios sacros
viscerales (parasimpáticos), o de ambos, durante la resección quirúrgica es la causa más
probable de disfunción urinaria y sexual. La conservación del plexo pélvico se constituye, por
tanto, en un elemento necesario para el mantenimiento de la función eréctil y se requiere
de la preservación del nervio hipogástrico y el plexo pélvico para el normal funcionamiento
eyaculatorio y el orgasmo.
Respecto al cáncer de próstata es motivo de controversia actual saber si las nuevas técnicas
de prostatectomía radical, conservadoras de los nervios, son más efectivas para preservar la
función eréctil que la radioterapia. La prostatectomía radical en general conlleva un daño
de los nervios que regulan el flujo sanguíneo del pene, produciéndose una disminución de la
oxigenación de los tejidos y aumento de los depósitos de colágeno que interfieren en el proceso
de relajamiento, fenómeno esencial para la erección. La radioterapia, por su parte, daña el
sistema arterial de transporte sanguíneo al pene.
[8]
En general, los estudios de seguimiento
estiman la incidencia de disfunción eréctil entre un 10 y 40%, tanto con una estrategia
terapéutica como con la otra. En este sentido se precisan más estudios de seguimiento a largo
plazo para evaluar objetivamente el daño acumulativo que tanto la cirugía como la radioterapia
pueden ocasionar a nivel de la función eréctil, en poblaciones que sean comparables, por edad,
y estado funcional, entre otros factores.