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Cuidados

Continuos

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Por ello, el oncólogo se encuentra en una situación delicada en la que debe extremar sus

habilidades de comunicación.

Nuestra recomendación en este caso es:

1.

Anticipar que “lamentablemente/desafortunadamente” tenemos que suministrar malas noticias.

“Don José desafortunadamente hoy tengo que informarle que las cosas no van todo lo bien que

todos desearíamos (hacer un silencio adaptativo para que el paciente se prepare a lo que le viene...)”

2.

Explicar que los tratamientos oncológicos suministrados hasta la fecha han sido efectivos (o

ineficaces) pero ahora el mejor tratamiento posible es uno centrado exclusivamente en los síntomas.

3.

Explicar que disponemos de un grupo de médicos, enfermeros y psicólogos especialmente

entrenados en el tratamiento de esta fase de la enfermedad.

4.

Explicar que este equipo (UCP) está en contacto permanente con nosotros, que le va a atender en

su domicilio si lo precisa y que en cualquier momento que lo requiera pueden derivarlo nuevamente

a nuestra consulta/hospital caso de que lo necesitara.

5.

Hacer un seguimiento inicial conjunto que asegure la sensación de continuidad y evitar así el

sentimiento de abandono.

6.

Preguntar por el impacto emocional que produce este hecho en el paciente, normalizar las

reacciones emocionales empáticamente y dar soporte emocional. Ofrecer nuestra ayuda siempre

que lo precise.

7.

Centrar las expectativas en objetivos realistas, ahora que la curación no es posible y que los

tratamientos oncológicos no van a reportar mejora de su calidad de vida.

8.

Dejar aclarado que vamos a realizar un informe clínico completo que remitiremos a su Médico de

Atención Primaria y a su Especialista de Cuidados Paliativos indicando todos los acontecimientos

ocurridos desde el inicio de su enfermedad y que, una vez finalizado el tratamiento oncológico

específico, iniciamos ahora el tratamiento sintomático de la misma.

Para resumir, la comunicación en oncología es una herramienta básica con la que podemos y

debemos actuar, como en otros aspectos de la especialidad, con ayuda de protocolos. Cada

miembro de la unidad puede imprimir su propio “estilo de comunicación” pero sin dejar cabos

sueltos y haciendo que el paciente sienta un modo de actuar/comunicar uniforme, atendiendo a

sus demandas de información al menor coste emocional posible. Habrá que dejar tiempo para que

los mecanismos de adaptación de los enfermos se pongan en marcha, facilitando dicho proceso y

suministrando apoyo emocional.

Consideramos fundamental obtener las habilidades de comunicación con formación específica en

este campo para lo cual recomendamos la asistencia a cursos de comunicación teórico-prácticos,

así como entrenamiento con las diversas herramientas de comunicación disponibles.

Resulta fundamental incorporar a nuestros protocolos habituales de trabajo estas directrices

para que no existan interrupciones o discrepancias en el proceso de la comunicación. A su vez, la

comunicación verbal o por escrito en la historia clínica entre los diferentes miembros del equipo

médico sobre cuál es la fase del proceso de información en la que se encuentran nuestros pacientes

es fundamental cuando, como es habitual, son varios lomédicos que se relacionan con los enfermos

y acercarnos así al objetivo común de alcanzar una comunicación efectiva de excelencia.