Cuidados
Continuos
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Algunos pacientes pueden experimentar dolor tras la administración de otros tratamientos: Los
glucocorticoides pueden causar necrosis aséptica de la cadera y dolor perineal grave cuando se
administra rápidamente en dosis altas. Los bifosfonatos en ocasiones causan dolor óseo multifocal y/o
mialgias.Losfactoresestimulantesdeprogenitoresgranulocíticos,podríandesencadenarosteomialgias
de intensidad leve a moderada y síntomas constitucionales como fiebre y cefalea durante el período
de administración. Los pacientes tratados con interferón ocasionalmente pueden experimentan un
síndrome pseudogripal (fiebre, escalofríos, mialgias, artralgias y cefalea).
DOLOR NO RELACIONADO CON EL TUMOR MALIGNO O SU TRATAMIENTO
Existen entidades que sin ser de carácter neoplásico causan dolor. Los pacientes con tumores
malignos están predispuestos a infecciones dolorosas, los ejemplos más comunes son neumonía,
infección del tracto urinario, infecciones cutáneas, esofagitis por cándida, herpes oral o genital,
y herpes zoster, entre otras.
Por último, mencionar el dolor que causan las complicaciones vasculares tromboembólicas bien
arteriales y/o venosas tan frecuentes en los pacientes con cáncer.
EVALUACIÓN DEL DOLOR
Evaluar correctamente el dolor significa considerar su intensidad, conocer su patogenia,
determinar la relación entre el dolor y su enfermedad causal, establecer su influencia en la calidad
de vida del paciente y realizar una aproximación uní o multidimensional con una nomenclatura
estandarizada. El objetivo final de la valoración global del dolor es aplicar un tratamiento eficaz
y ajustado a cada paciente
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.
PASOS PARA LA CORRECTA EVALUACIÓN DEL DOLOR
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Una valoración global del dolor debe incluir tres aspectos fundamentales:
•
La subjetividad
•
La multidimensionalidad
•
La variabilidad del dolor
Las recomendaciones de Cleeland
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para la evaluación del dolor en la práctica clínica cotidiana son:
•
Realizar una entrevista clínica para determinar las características del dolor y su impacto en
el paciente.
•
Aplicar una escala numérica de graduación (de 0 a 10) de la intensidad del dolor y del omponente
afectivo. Dicha evaluación debe basarse en una estrategia que posea sencillez, posibilidad
de cuantificación, relevancia de los datos recogidos y que éstos sean documentables en la
Historia Clínica. Esta evaluación debe basarse en 9 principios:
1. Creer en el dolor referido por el paciente.
2. Realizar una historia exhaustiva al paciente valorando con relación al dolor: