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Cuidados

Continuos

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Los mecanismos implicados son diversos. En la mayor parte de los casos se deben a diseminación

hematógena dentro de los cuerpos vertebrales. En otros, como en el cáncer de próstata, los plexos

venosos probablemente desempeñen un papel por drenaje retrógrado producido por la maniobra de

Valsalva. En un 10% de los casos (sobre todo linfomas) una masa paraespinal puede alcanzar el es-

pacio epidural a través del agujero de conjunción y raramente (

<

4%) aparece una lesión intraespinal

o intraepidural.

En el caso de la afectación ósea el cuerpo vertebral suele estar afectado y la masa es anterior o late-

ral a la médula. Probablemente este crecimiento tumoral afecta al plexo venoso lo que produce ede-

ma (primero en la sustancia blanca medular y después en la gris) y finalmente se produce un infarto

y necrosis medulares

(8)

. El beneficio de los corticoides podría estar relacionado con la disminución

de este edema vasogénico. La fractura patológica del cuerpo vertebral y el desplazamiento de los

fragmentos óseos pueden provocar de manera mecánica la CM.

PRESENTACIÓN CLÍNICA

En la CM es fundamental un alto índice de sospecha y reconocer precozmente los síntomas para me-

jorar los resultados, sobre todo desde el punto de vista funcional. A pesar de ello, incluso en series

recientes

(9)

un elevado porcentaje de pacientes no son ambulatorios en el momento del diagnóstico.

Dolor.

Es el síntoma inicial más frecuente (70-95% de los pacientes) y suele preceder al resto

de síntomas neurológicos en varias semanas. Típicamente es intenso, tiende a empeorar progre-

sivamente y empeora con el decúbito, la presión de las apófisis espinosas, las maniobras de Val-

salva (y la tos). Puede deberse a afectación del periostio, las raíces nerviosas o la propia médula.

En ocasiones (sobre todo en la afectación lumbar) puede aparecer irradiación metamérica.

Síntomas neurológicos.

La debilidad muscular se halla en más de 2/3 en el momento del diag-

nóstico.

Cuando la lesión se encuentra por encima del cono medular tiene el patrón piramidal típico con

hiperreflexia por debajo del nivel lesionado y respuesta plantar en extensión (signo de Babinsky).

Suele afectar a los grupos musculares proximales (flexores en miembros inferiores y extensores

en los superiores). Si se afecta la “cauda equina” existe disminución de los reflejos osteotendi-

nosos. En general la debilidad es simétrica y evoluciona a la incapacidad para la marcha y la

parálisis.

Los hallazgos sensitivos (insensibilidad y parestesias) son menos frecuentes, pero también se hallan

presentes en la mayoría de los pacientes si se les pregunta. El nivel sensitivo suele localizarse por

debajo del de la lesión anatómica (1 a 3 segmentos) y en la afectación de la “cauda equina” aparece

hipoestesia en silla de montar. Los signos de Lassège y Lhermitte, aunque poco específicos, suelen

ser positivos.

La pérdida del control de esfínteres suele ser tardía y no suele ser un síntoma aislado (salvo en la

afectación exclusiva del cono medular). La forma más frecuente es la retención urinaria (el uso habi-

tual de opioides en este contexto puede enmascarar la alteraciones esfinterianas).

Se deben evaluar todos los grupos musculares y la sensibilidad y se recomienda utilizar la explora-

ción detallada siguiendo el esquema ASIA

(10)

, definiendo la lesión medular en la escala ASIA (Tabla 1).