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MANEJO DE LA TOXICIDAD NEUROLOGICA

Dr. Ramón de las Peñas Bataller

Jefe de Servicio. Servicio de Oncología Médica

Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón. Castellón

Aunque históricamente la toxicidad limitante de dosis de la quimioterapia ha sido la hematológica,

con los esquemas utilizados en la actualidad y con el uso de factores de crecimiento hematopoyético,

se considera que la toxicidad más prevalente es la neurológica, pues se estima que la presentan en

algún grado aproximadamente el 60% de los pacientes que reciben quimioterapia. La importancia

de la neurotoxicidad se expresa tanto en el plano físico como en el plano funcional, psicosocial e

incluso espiritual y socio-familiar. Teniendo en cuenta que esta toxicidad puede manifestarse de

forma aguda pero que, en la mayoría de los casos lo hace de forma crónica y con secuelas a largo

plazo, resulta ser una de las toxicidades más relevantes en los supervivientes al cáncer. Por lo

tanto, debe ser una labor del equipo asistencial la detección y el tratamiento de la neurotoxicidad

asociada a quimioterapia, pues repercutirá en todos los aspectos de la calidad de vida de los

pacientes, tanto en la fase de tratamiento como en la de supervivencia.

Podemos dividir la neurotoxicidad en 2 grandes grupos: 1.) Sobre el SNC y 2.) Sobre el SPC.

TOXICIDAD SOBRE EL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL (SNC)

Varios citostáticos pueden producir daño en el SNC a través de su administración sistémica

–oral, intravenosa-, tópica, intratecal, intraarterial o intraventricular.

El cerebro es un órgano con un riesgo lesivo particular y el daño producido puede dar lugar a una

disfunción aguda, subaguda o crónica. Los síntomas de este daño pueden aparecer de forma aislada

o combinada: crisis convulsivas, síntomas focales como hemiparesia o trastornos de las funciones

corticales superiores, ceguera cortical, inestabilidad de la marcha, etc;estos síntomas pueden

aparecer de forma inmediata o con un intervalo de tiempo tras la administración de la quimioterapia

responsable. Ciertas toxicidades están muy relacionadas con la forma de administración de los

fármacos; así, la meningitis aséptica es exclusiva de la quimioterapia intratecal. Otras formas de

toxicidad están más relacionadas con el fármaco utilizado, como ocurre con la ataxia por daño

cerebeloso. En algunos casos, la toxicidad producida es indirecta: el rituximab, por ejemplo, es

responsable deunmayor riesgode leucoencefalopatíamultifocal progresivaproducidapor la infección

por virus JC, como resultado de la inmunosupresión provocada por el anticuerpo monoclonal.