Cuidados
Continuos
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Los principios sobre los que se fundamentan los cuidados paliativos son
(20)
:
•
Alivio del dolor y otros síntomas prevalentes, con especial atención a las necesidades
emocionales, sociales y espirituales, así como a los aspectos prácticos del cuidado de
enfermos y familiares.
•
Información, comunicación y apoyo emocional, permitiendo al paciente expresarse y decidir
sobre las actuaciones a realizar, dándole en todo momento respuestas claras y honestas.
•
Considerar la muerte como un proceso normal, sin acelerarla ni retrasarla.
•
Ofrecer un sistema de soporte para ayudar a los pacientes a vivir tan activamente como les
sea posible hasta la muerte.
•
Ayudar a las familias a adaptarse a la enfermedad y al duelo.
•
Mejorar la calidad de vida.
•
Aplicar estos cuidados de forma precoz en el curso de la enfermedad, junto con otros
tratamientos que puedan prolongar la vida o mejorar su calidad.
•
Asegurar la continuidad asistencial a lo largo de la evolución, estableciendo mecanismos de
coordinación entre todos los niveles y recursos implicados.
Los cuidados paliativos deben de ser interdisciplinares en su enfoque e incluyen al paciente, la
familia y su entorno. Ofrecen lo más básico del concepto de cuidar, cubriendo las necesidades
del paciente con independencia de dónde esté siendo atendido, ya sea en casa o en el hospital; su
objetivo principal es proporcionar la mejor calidad de vida posible hasta el final
(14)
.
Para poder aplicar estos cuidados en la forma y momento adecuados tenemos que reconocer
cada una de las fases por las que pasa un paciente oncológico (figura 1) y, especialmente, el
hecho de que la enfermedad metastásica avanzada no es sinónimo de enfermedad terminal. De
ahí que, en 1993, desde la OMS se considere en fase terminal al “paciente con enfermedad muy
avanzada, activa, en progresión y con un pronóstico vital limitado”
(21)
, enumerando los criterios
clínicos que la caracterizan:
•
Presencia de una enfermedad avanzada, progresiva e incurable.
•
Ausencia de posibilidades de respuesta a tratamientos activos específicos para su enfermedad.
•
Numerosos problemas o síntomas intensos, múltiples, multifactoriales y cambiantes.
•
Gran impacto emocional en paciente, familia y equipo terapéutico, muy relacionado con la
presencia, explícita a no, de la muerte.
•
Pronóstico vital limitado (inferior a 6 meses +/- 3).
Esta situación debe ser asumida por profesionales cualificados con experiencia asistencial
actualizada y se recomienda que sea el oncólogo responsable del paciente el que tome la
decisión de su necesidad de cuidados paliativos, la cual quedará sujeta a un ulterior revisión
en función de los cambios que puedan producirse en la evolución del paciente. Mediante este