Background Image
Previous Page  167 / 510 Next Page
Basic version Information
Show Menu
Previous Page 167 / 510 Next Page
Page Background

Cuidados

Continuos

166

iniciados al menos 6 horas antes y mantenidos hasta 24-48 horas después de la infusión del

fármaco. Además, en estos casos es imprescindible determinar diariamente la creatinina

y los iones séricos; si la creatinina obtenida a las 20-24 horas del inicio del metotrexato

se ha incrementado en más del 50% con respecto a la basal, se aumenta el leucovorin a

100 mg/m

2

cada 6 horas hasta que los niveles de metotrexato sean menores de 5 x 10-8

M (otras denominaciones son 5 x 10(-8) mol/L o bien 0,05 micromolar). Los niveles séricos

de metotrexato deben determinarse también si el fármaco se administra a pacientes con

insuficiencia renal (aclaramiento de creatinina

<

60 mL/min).

IFOSFAMIDA

La ifosfamida es un análogo sintético de la ciclofosfamida, con la cual comparte dos

metabolitos potencialmente tóxicos. Uno es la acroleína, responsable de la toxicidad vesical

de ambos citostáticos y el otro es el cloroacetaldehído, tóxico para el riñón y mucho más

abundante en el caso de la ifosfamida, lo cual explica el mayor potencial de nefrotoxicidad

de esta última. El cloroacetaldehído ejerce su efecto tóxico directamente sobre el túbulo

renal, alcanzando una repercusión clínica en el 5-30% de los casos, predominantemente

en niños. La nefrotoxicidad de la ifosfamida depende tanto de la dosis unitaria administrada

como de la dosis total acumulada, apareciendo a partir de los 100 g/m

2

(4)

. Otros factores que

influyen en su toxicidad son la existencia de una patología renal de base, el antecedente de

una nefrectomía contralateral reciente, una irradiación renal previa o un tratamiento previo

con cisplatino.

Las alteraciones analíticas relacionadas con la función tubular renal son prácticamente

constantes con las dosis altas de ifosfamida, aunque suelen recuperarse después de cada

ciclo de tratamiento y rara vez presentan expresión clínica. Los análisis pueden evidenciar

glucosuria o aminoaciduria renal, fosfaturia e hipofosfatemia, hipopotasemia y acidosis

metabólica hiperclorémica, a los que puede asociarse un ligero aumento de la creatinina.

Se han descrito casos de hiponatremia por secreción inadecuada de hormona antidiurética.

En caso de toxicidad severa por asociación con otro agente nefrotóxico, como el cisplatino,

puede aparecer una necrosis tubular aguda.

Se han dado casos de daño permanente, expresado clínicamente un tiempo después de

completar el tratamiento con ifosfamida y que se manifiesta con cuadros de hipofosfatemia

crónica con raquitismo en niños e, incluso, de insuficiencia renal crónica que requiere diálisis.

En caso de aparecer una insuficiencia renal aguda se aplica el tratamiento de soporte

habitual, asociando diálisis si es preciso. Los casos con déficits crónicos asociados a la

tubulopatía requieren un tratamiento sustitutivo con aporte oral de electrolitos.

Las dos estrategias eficaces para prevenir o minimizar la toxicidad renal de la ifosfamida

son fraccionar las dosis en varios días y asegurar una adecuada hidratación. Durante la

administración de ifosfamida a dosis altas se recomienda efectuar determinaciones

plasmáticas diarias de creatinina, sodio, potasio, cloro, magnesio y CO2, además de un

sedimento y una bioquímica automatizada de orina. A diferencia de lo que ocurre con la

toxicidad vesical, el mesna no previene la toxicidad renal de la ifosfamida

(5)

.