Cuidados
Continuos
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La nefrotoxicidad del cisplatino se traduce en la elevación de la creatinina sérica y, especialmente,
en la pérdida de electrolitos (sodio, magnesio, calcio, fósforo o potasio), que aparecen en un
plazo de días a semanas; es una toxicidad acumulativa y dependiente de la dosis, que suele
presentarse al superar los 50 mg/m
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en una administración única. Aproximadamente un 25-
35% de los pacientes desarrollan una disfunción renal ligera y reversible tras el primer ciclo
pero la incidencia y la severidad se incrementan en ciclos posteriores, pudiendo llegar a ser
parcialmente irreversible. La hipomagnesemia es sintomática en cerca del 10% de los pacientes
y puede prolongarse por espacio de meses o años. La hiponatremia puede provocar una
hipotensión ortostática persistente.
En caso de toxicidad severa, el cisplatino puede causar un fracaso renal agudo que requiera
diálisis. Aunque suele recuperarse, es fácil que deje algún grado de disfunción permanente.
La hipomagnesemia, la hipopotasemia y la hiponatremia crónicas sintomáticas se tratan con
suplementos orales de magnesio, potasio y sodio; en algunos casos con hipomagnesemia
refractaria puede ser útil el uso de amiloride, diurético ahorrador de potasio que disminuye la
pérdida tubular de magnesio.
Para prevenir o minimizar el daño renal lo habitual es recurrir a la hidratación forzada, que
favorece la diuresis y reduce la concentración del cisplatino en el filtrado glomerular. Se debe
garantizar una diuresis mínima de 100 mL/h desde 2 horas antes hasta, al menos, 6 horas
después del cisplatino.
Se aconseja administrar suero salino (a razón de 250 mL/h como mínimo) antes y después del
citostático, porque la presencia de cloro reduce la hidrólisis de cisplatino en el túbulo y se suma al
efecto protector de la hidratación. Lo mejor es infundir, además, el cisplatino diluído en 250 mL de
suero salino hipertónico (3%), más rico en iones cloro, aunque el suero salino normal (0,9%) puede
bastar. Además de la hidratación, se puede forzar la diuresis con furosemida o manitol. Algunos
autores recomiendan evitar el uso sistemático de la furosemida, por su potencial ototóxico y porque
en estudios sobre animales parece incrementar el riesgo de nefrotoxicidad. La administración de
suplementos de magnesio junto con el cisplatino reduce la hipomagnesemia, aunque no la elimina.
La mejor forma de evitar complicaciones es comprobar la normalidad de la función renal antes
del inicio del tratamiento. La medida más exacta la ofrece el aclaramiento de creatinina, que
en la práctica se calcula casi siempre mediante las fórmulas de Cockroft y Gault o MDRD. Se
considera seguro un aclaramiento de más de 50 mL/min, aunque en personas de edad superior
a 70 años se aconseja un mínimo de 70 mL/min
(1)
. Como control evolutivo de la función renal a
lo largo del tratamiento basta con determinar sistemáticamente la creatinina sérica antes de
cada ciclo, vigilando que no haya incrementos por encima de 0,4 mg/dL o calculando siempre el
aclaramiento de creatinina.
CARBOPLATINO
El carboplatino es un análogo estructural del cisplatino, cuya menor nefrotoxicidad hace
innecesaria la hidratación forzada y permite administrarlo con mayor seguridad en los pacientes
que tienen una función renal comprometida. Aún así, el carboplatino puede resultar nefrotóxico
cuando existe un daño renal subyacente secundario a la administración previa de cisplatino.
También existe riesgo de nefrotoxicidad si se asocia a fármacos nefrotóxicos.