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MANUAL SEOM DE PREVENCIÓN Y DIAGNÓSTICO PRECOZ DEL CÁNCER 90 El mecanismo carcinogénico del VHC parece estar relacionado con la inflamación crónica y la destrucción de la arquitectura hepática, que induce al desarrollo progresivo de fibrosis y cirrosis. Por tanto, puesto que se debe a una inflamación crónica por la presencia del virus, la única forma de parar el proceso de hepatocarcinogénesis es eliminando la carga viral 9 . En los últimos años, ha tenido lugar una revolución en el tratamiento de la hepatitis C, consiguiéndose tratamientos más efectivos y menos tóxicos. El desarrollo de los fármacos anti-hepatitis C se ha focalizado en los genotipos más frecuentes el 1, 2 y 3. El objetivo es la respuesta viral mantenida (RVM), definida como la ausencia de detección de ARN del VHC en sangre durante 12 semanas tras finalizar el tratamiento. La mayoría de pacientes que tienen acceso a esta terapia se curan, con una tasa de respuesta viral mantenida del 90% 10 . Con este tratamiento, se consigue una mejoría de la función hepática y una reducción del riesgo de hepatocarcinoma. Sin embargo, aun habiendo completado este tratamiento, el riesgo de desarrollar carcinoma hepático persiste, por lo que hay que continuar realizando un seguimiento estrecho en estos pacientes 11, 12 . Dada la elevada prevalencia global de infección VHC, necesitamos intensificar la investigación en la prevención primaria incluyendo el desarrollo de vacunación. Hoy en día, la prevención primaria se basa en la reducción del riesgo de exposición al virus en el entorno sanitario y en los grupos de población de alto riesgo. A nivel de la prevención secundaria y terciaria, la OMS recomienda vacunación contra las hepatitis A y B, tratamiento médico precoz, y seguimiento periódico para la detección precoz de la enfermedad hepática crónica. 2.4. Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) El VIH es un retrovirus que causa una infección persistente con un largo periodo de incubación. Infecta las células del sistema inmunitario, principalmente los linfocitos CD4, integrando su ADN en el genoma celular de las células huéspedes. Inicialmente el sistema inmunitario mantiene la infección controlada, pero tras un periodo de latencia clínica, el virus se vuelve resistente y debilita el sistema inmunitario del individuo infectado, volviéndolo gradualmente inmunodeficiente. Se han descrito dos tipos de VIH el 1 y el 2, presentando una historia natural más indolente el tipo 2, y con resistencia intrínseca a algunos antirretrovirales. Este virus se transmite por el contacto con diferentes líquidos corporales, ya sea a través de relaciones sexuales, exposición a sangre infectada o perinatal. La frecuencia de los modos de transmisión varía según los diferentes países. Se han identificado diversos factores influyentes en el riesgo de contraer esta infección, como son: la carga viral, la exposición a enfermedades de transmisión sexual, la ausencia de circuncisión y otros factores del huésped. En las personas infectadas por VIH, además de la infección, suelen coexistir otros factores que contribuyen en el desarrollo de neoplasias, entre los que se incluyen: la inmunosupresión, los efectos del virus, la coinfección con otros virus oncogénicos, factores ambientales y el posible uso de tratamiento antirretroviral. Las neoplasias definitorias de SIDA son el sarcoma de Kaposi, el linfoma no Hodgkin y el carcinoma de cérvix. La terapia antirretroviral combinada ha convertido la infección VIH en una infección crónica, consiguiendo una expectativa de vida más prolongada y cambiando la incidencia de neoplasias en los pacientes infectados. Se ha observado un aumento en la incidencia de neoplasias no definitorias de SIDA como el carcinoma de pulmón, el hepatocarcinoma y el linfoma de Hodgkin. El aumento de estas neoplasias parece estar vinculado con la coinfección de otros virus oncogénicos, la mayor exposición a carcinógenos ambientales y la no completa restauración del sistema inmunitario con la terapia antiviral. 13, 14 Se recomienda iniciar la terapia antirretroviral, con tres o más antirretrovíricos, en todos los pacientes infectados, independientemente del recuento de CD4. El objetivo es suprimir la carga viral en sangre, reducir la tasa de transmisión sexual y mejorar la supervivencia de la persona infectada. 15 Actualmente, el objetivo principal de la prevención de esta infección es la prevención primaria. Hay que evitar las conductas de riesgo que condicionan la exposición al virus, así como el uso de tratamiento antirretroviral preventivo pre y post-exposición. Se recomienda la realización de pruebas de detección de VIH y de otras infecciones de transmisión sexual en personas expuestas a factores de riesgo, garantizando la posibilidad de acceder sin demora a los servicios de prevención y tratamiento. En países con alta prevalencia de esta infección, se plantea la circuncisión masculina voluntaria, ya que reduce el riesgo de infección con las relaciones sexuales heterosexuales. La prevención secundaria se basa en el tratamiento de los pacientes infectados con la terapia antirretroviral al diagnóstico de la infección, consiguiendo suprimir la carga viral en sangre y reduciendo conductas de riesgo. También es importante la prevención primaria de otras infecciones que pueden coexistir con el virus de la inmunodeficiencia humana como la hepatitis y el HPV 16 . 2.5. Herpesvirus Humano 8 (HHV-8) El herpesvirus humano 8 forma parte de la familia de los herpesvirus humanos gamma e infecta diferentes tipos celulares, incluyendo células B, células endoteliales, macrófagos y células epiteliales. Las enfermedades que puede producir son: el sarcoma de Kaposi, el linfoma primario de cavidades y el síndrome de Castleman.

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