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MANUAL SEOM DE PREVENCIÓN Y DIAGNÓSTICO PRECOZ DEL CÁNCER 89 previamente por HPV, por lo que se recomienda administrarla antes de la primera relación sexual. Además de la prevención primaria con la vacunación de niñas entre 9-13 años, la OMS también recomienda otras medidas como la educación acerca de conductas sexuales seguras, la circuncisión en varones y la divulgación de los efectos nocivos del tabaco. En las mujeres sexualmente activas, se recomienda el cribado con citología cervical desde los 30 años de edad. 2.2. Virus de la Hepatitis B La infección causada por el virus de la hepatitis B es un problema de salud pública mundial, aproximadamente el 5% de la población está infectada crónicamente, causando la muerte de 600.000 personas cada año. Las manifestaciones clínicas del virus de la hepatitis B varían según si la infección es aguda o crónica. En la fase aguda, la mayoría de pacientes (70%) desarrollan una hepatitis subclínica o anictérica, un 30% manifiestan ictericia y un pequeño porcentaje (0.5%) evoluciona en una hepatitis fulminante. La fase crónica puede ser asintomática, o bien, evolucionar produciendo cirrosis y carcinoma hepatocelular (HCC). La manera de transmisión del virus hepatitis B varía según el área geográfica, en función de la prevalencia. En países endémicos con alta prevalencia del virus, la transmisión principalmente es perinatal, y la prevalencia de hepatitis crónica B en población adulta es del 10-20%. Sin embargo, en países con una prevalencia baja, la transmisión suele ser entre adultos a través de relaciones sexuales de riesgo y adicción a drogas de uso parenteral en adultos. España es un país de prevalencia baja, el riesgo mayor de adquisición es el final de la adolescencia y al principio de la edad adulta, mientras que la transmisión vertical es rara, debido al cribado serológico en todas las gestantes. El desarrollo de hepatocarcinoma depende de diferentes factores de riesgo entre los que se incluyen: demográficos (la edad avanzada, ser varón, la historia familiar de HCC y la étnica africana o asiática), del virus (niveles alto de replicación, el genotipo, largo periodo de infección y la coinfección con VIH, hepatitis C o D), clínicos (el desarrollo de cirrosis es el factor de riesgo independiente más importante), y medioambientales (exposición aflatoxinas, tabaquismo o alcoholismo) 5 . La terapia antiviral recomendada por la OMS son los tratamientos orales (tenofovir o entecavir), que actúan inhibiendo la replicación viral. Hay que tener en cuenta que este virus tiene un genoma simple pero un complejo ciclo celular, que dificulta la erradicación de la infección . En la mayoría de personas el tratamiento no cura la infección, solo suprime la replicación viral. Por tanto, este tratamiento se debe mantener de por vida 6 . Hay una relación directa entre el riesgo de desarrollar carcinoma hepatocelular con los niveles de ADN del virus de la hepatitis B, los niveles del antígeno E del VHB (HBeAg) y del antígeno de superficie (HBsAg). Se ha observado que la negativización de HBsAg y de ADN disminuye el riesgo de desarrollar esta neoplasia, por lo que el objetivo del tratamiento antiviral es la negativización de estos parámetros. 7 Sin embargo, el cribado de hepatocarcinoma es necesario a pesar de conseguir esta negativización, sobre todo en aquellos casos con anticuerpo core postivo (AcHBc), porque el riesgo de HCC se reduce, pero no desaparece 8 . El tratamiento antiviral consigue la remisión de la infección de la hepatitis B crónica en una minoría de pacientes. Por este motivo, el principal objetivo para controlar la enfermedad es la prevención primaria con la vacunación. Las vacunas que disponemos en la actualidad sonmuy seguras y eficaces contra más del 90%de los serotipos y genotipos de este virus. Estas vacunas, son inactivadas y contienen partículas del antígeno de superficie viral (HBsAg). Con el esquema de tres dosis se induce protección frente a la infección enmás del 95%de lactantes, niños y adolescentes sanos y enmás del 90%de los adultos sanos menores de 40 años. En el caso de los neonatos nacidos de madres con HBsAg positivo, además de la vacuna, se recomienda asociar la imunoglobulina específica (IGHB), ya que esta combinación ha demostrado una efectividad entre 80 y el 100%. Otro punto importante en la prevención, es garantizar la seguridad de los productos sanguíneos y de las inyecciones, así como adoptar prácticas sexuales seguras. 2.3. Virus de la Hepatitis C La prevalencia global del Virus de la hepatitis C (VHC) es de del 2% y varía según las diferentes regiones geográficas, siendo superior al 3.5% en regiones de alta prevalencia como el norte de África, Oriente medio y el centro-este asiático. La incidencia de esta infección ha disminuido en las últimas décadas, pero la morbi-mortalidad está aumentando por la cronificación de la enfermedad en las personas infectadas anteriormente. Este virus produce tanto infección aguda como crónica. La infección aguda no suele conducir a un fallo hepático, pero en un alto porcentaje de los casos se cronifica, produciendo complicaciones a largo plazo, como la cirrosis y el carcinoma hepatocelular. En los países desarrollados, la hepatitis C es uno de los factores de riesgo principales en el desarrollo del carcinoma hepatocelular, con una incidencia del 1-8% al año en los pacientes infectados por este virus. La hepatitis C se transmite principalmente a través del contacto sanguíneo, entre personas adictas a drogas por vía parenteral y en el entorno sanitario mediante transfusiones sanguíneas y la reutilización o esterilización inadecuada del material médico. También se puede transmitir en el momento del parto, de madres infectadas a sus hijos, no habiendo evidencia de riesgo de contagio durante la lactancia.

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