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MANUAL SEOM DE PREVENCIÓN Y DIAGNÓSTICO PRECOZ DEL CÁNCER 77 Capítulo 9. RIESGO OCUPACIONAL Y AMBIENTAL ANTONIO DAPONTE CODINA Profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. Director del Observatorio de Salud y Medio Ambiente de Andalucía (OSMAN). 1. INTRODUCCIÓN Una definición de “medio ambiente” muy utilizada en salud pública lo considera como “todo lo que es externo al individuo humano; pudiendo clasificarse en físico, químico, biológico, social, cultural, etc., cualquier cosa que pueda influir en la condición de salud de la población” 1 . Aunque esta definición tan amplia pueda ser conceptualmente adecuada, cuando se habla de factores ambientales, por tradición y por razones pragmáticas, se consideran únicamente los factores físicos, químicos, y biológicos presentes en el medio ambiente, así como las conductas relacionadas con estos factores, excluyéndose aquellos factores naturales no modificables. En salud pública todo este espacio tan amplio se organiza en lo que se llama la salud ambiental, la salud ocupacional y la seguridad alimentaria, que tienen que ver con los riesgos derivados de las condiciones del trabajo, del medio donde hacemos nuestra vida, y de los alimentos que consumimos respectivamente. En este capítulo abordaremos únicamente los riesgos ambientales y ocupacionales, excluyéndose los asociados a la seguridad alimentaria. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que los factores ambientales (incluyendo tanto los riesgos ocupacionales como ambientales) generan en promedio un 19% del cáncer a nivel global. Esto implica aproximadamente 1,3 millones de muertes por año en el mundo. En los países desarrollados se estima que aproximadamente un 16% (10-34%) de los cánceres en hombres (aparte del cáncer de pulmón), y un 13% (10-23%) de los cánceres en las mujeres pueden atribuirse al medio ambiente. 2 Entre los muchos factores de riesgo ambientales y ocupacionales para el cáncer que se conocen o se sospechan, los hay naturales, como el arsénico, el radón, o la radiación solar, y una mayoría de artificiales, producto de las actividades humanas, como las dioxinas, las radiaciones electromagnéticas o la contaminación atmosférica urbana. Estos factores también se pueden clasificar como químicos, como el benceno, físicos, como las radiaciones, o biológicos como el Helicobacter pylori. 2. EL DESARROLLO DE LA EVIDENCIA CIENTÍFICA PARA LOS AGENTES CANCERÍGENOS AMBIENTALESY OCUPACIONALES Buena parte de los agentes considerados como cancerígenos ambientales y ocupacionales son conocidos desde hace décadas. Y, por otra parte, en los últimos años se han identificadomuchosmás agentes que en el pasado, como“posibles”cancerígenos. Esto se debe al desarrollo científico, pero también al desarrollo de la epidemiología ocupacional y de la ambiental, y de las políticas de protección de la salud frente a los riesgos ambientales y ocupacionales. En los países avanzados, la epidemiología ocupacional se desarrolló simultáneamente al desarrollo industrial, y asociada a las luchas sociales paramejorar las condiciones de trabajo industrial, sobre todoenel sigloXX.Yespecíficamente la investigaciónepidemiológica con respecto a las industrias, ocupaciones y procesos que aumentan el riesgo de algún tipo de cáncer es de máxima frecuencia entre los años 60 y 80 del pasado siglo. Debe considerarse que los procesos industriales exponían a los trabajadores/as a sustancias químicas (los químicos eran el tipo de exposición ocupacional más frecuente en las industrias de los países desarrollados), nuevas en la mayoría de los casos, y por lo tanto sin que se conocieran sus posibles efectos en la salud. La exposición a estas sustancias (en niveles mucho más elevados que los niveles actuales) se daba casi en exclusiva en el medio industrial (no habiendo exposición de la población general), por lo que numerosos estudios epidemiológicos pudieron establecer el riesgo de cáncer asociado a la exposición a estas sustancias de forma suficientemente válida. Afinales del siglopasado la globalización reduce drásticamente el sector industrial en los países desarrollados, por lo que la epidemiología ocupacional pasa a centrarse más en otros sectores de la economía. Entre finales del siglo XIX y principios del XX una mayoría de países instauran legislación para proteger la salud de los trabajadores/as frente a los riesgos ocupacionales (España en 1900, Ley Dato). Durante el siglo XX en Europa la presión que ejercía el creciente movimiento obrero, a través de los sindicatos, junto al desarrollo del estado del bienestar y sus políticas, así como el aumento del conocimiento científico, originan la creación de instituciones como la Inspección de Trabajo y el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo en España, la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC), máxima autoridad científica mundial en cáncer, o el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) de Estados Unidos, modelo de instituto técnico-científico de protección de la salud de los trabajadores/as para el resto del mundo, y otras. Junto a las instituciones se desarrollan las profesiones y las disciplinas con la misión genérica de proteger la salud de los trabajadores/as.

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