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MANUAL SEOM DE PREVENCIÓN Y DIAGNÓSTICO PRECOZ DEL CÁNCER 58 La influencia del tipo de alcohol y sus metabolitos es interesante, aunque no concluyente. En estudios de varios cánceres, los licores destilados tienen efectos carcinógenos más potentes que otros tipos de alcohol. Otros estudios sugieren que algunos componentes de las bebidas alcohólicas aumentan o disminuyen este efecto: el etilcarbamato y el acetaldehído, subproductos del metabolismo del alcohol, son potentes carcinógenos animales, mientras que el resverastrol (un componente de vinos y cervezas) parece tener propiedades anticarcinogénicas. En relación al riesgo de cáncer, se desaconseja claramente el consumo intenso de alcohol, pero no está resuelto si la ingesta más moderada lo incrementa de modo suficiente. 3. TUMORES DEL Á REA AERODIGESTIVA SUPERIOR La asociación entre la ingesta de alcohol y el riesgo de desarrollar cáncer ha sido estudiada de forma extensa en la última década por el World Cancer Research Fund (WCRF)/ American Institute of Cancer Research (AICR) en su informe publicado en 2007 8 y el informe monográfico de la IARC en 2012 9 . En ambos estudios existe una relación clara entre la ingesta de alcohol y el riesgo de desarrollar tumores del área aerodigestiva superior (cavidad oral, faringe, laringe y carcinoma epidermoide de esófago). Cabe destacar que, en estos informes, la fortaleza en dicha asociación se ha hecho más significativa en comparación con versiones previas. De forma llamativa, el informe de la IARC ha sido actualizado con la conclusión que no existe una ingesta mínima de alcohol por debajo de la cual no hay riesgo de desarrollar cáncer 8 . La WCRF/AICR identificó cinco estudios de cohortes mientras que la IARC analizó nueve estudios, cinco años después. En todos ellos había un riesgo aumentado y claramente significativo de desarrollar tumores del área aerodigestiva superior (cavidad oral, faringe, laringe y esófago) en el grupo con una mayor toma de alcohol en relación con el grupo con una menor ingesta alcohólica. El riesgo aumentaba de forma dosis-dependiente, sin ningún límite inferior de seguridad. En hombres con ingestas relativamente altas de alcohol (>60 g/d), el riesgo era aproximadamente tres veces más que en los individuos no bebedores, mientras que en mujeres dicho riesgo aumentaba con tomas más moderadas de alcohol. Sin embargo, estos estudios estaban limitados por el escaso número de mujeres en el grupo de ingesta elevada de alcohol. El tiempo desde el cese la ingesta del alcohol y la normalización del riesgo era mayor de 10 años, aunque otros estudios más recientes refieren que el riesgo no acaba de normalizarse nunca frente a los pacientes que nunca fueron bebedores 10 . Ninguno de los informes mostró diferencias por tipo de alcohol (cerveza, vino, licores), y ambos constataron la interacción sinérgica entre la ingesta de alcohol y el hábito tabáquico, con un riesgo aumentado hasta catorce veces en aquellos individuos muy fumadores y bebedores (cuatro o más bebidas al día). Otros estudios han mostrado que el consumo activo de alcohol en el momento del diagnóstico del tumor aerodigestivo superior está asociado a un aumento significativo de la mortalidad y del riesgo de recidiva 11 . El cese en el consumo tras el diagnóstico está asociado con un mejor pronóstico mientras que, en los pacientes supervivientes de un primer tumor del área aerodigestiva superior, la ingesta continuada de alcohol aumenta, a más del doble, el riesgo de desarrollar un segundo tumor primario de la misma área. Un metaanálisis mostró que había un aumento del riesgo del 9% por cada aumento en la toma de alcohol de 10 g/d. Existía a su vez un aumento significativo, aunque menor, en el riesgo de desarrollar otros segundos tumores (no aerodigestivos superiores) en comparación con la abstención alcohólica 10 . El riesgo sinérgico y acumulativo entre el alcohol y el tabaco puede explicarse por la presencia de carcinógenos en ambos productos que inducen una hiperproliferación mucosa. Otros efectos tóxicos mediados por el alcohol incluyen el aumento del riesgo de cirrosis hepática y enfermedad por reflujo gastroesofágico, que conduce a una hiperproliferación de la mucosa esofágica, y la inmunosupresión mediada por el alcohol, que puede facilitar la diseminación tumoral. A su vez, el riesgo está modulado por variantes de las enzimas metabolizadoras del alcohol (ADH y ALDH). El alelo ADH1B 47Arg está asociado con un riesgo aumentado de tumores del área aerodigestiva superior, mientras que la variante rápidamente metabolizadora ADH1C*1, más frecuente en población blanca, aumenta el riesgo de tumores de cabeza y cuello. Por último, el alelo Lys487 del ALDH2 promueve la acumulación de acetaldehído y aumenta el riesgo del cáncer de esófago 8,9 . 4. CANCER COLORRECTAL La asociación entre consumo de alcohol y riesgo de cáncer colorrectal es consistente con muchos estudios ecológicos, de cohortes y de casos-controles con base poblacional. Varias revisiones extensas han confirmado que esta relación existe en la mayoría de estudios humanos 12 . Como prueba adicional, el alcohol se correlaciona de modo consistente con unmayor riesgo de adenomas colorrectales (la lesión precursora del cáncer). De modo global, los efectos del alcohol parecen más relacionados con el consumo total que con la fuente de alcohol. Además, varios estudios sugieren que el riesgo aumentado de cáncer por efecto del alcohol ocurre predominantemente en el colon distal y en el recto 13 . Estudios recientes indican que el consumo elevado de folatos o metionina, ambos cruciales para el metabolismo normal de los grupos metilo y, en particular, en la metilación del ADN, parecen mitigar el efecto del alcohol. El riesgo de adenoma y cáncer colorrectal es proporcionalmente mayor en pacientes con combinaciones deletéreas como la elevada ingesta de alcohol y el consumo bajo de folatos, lo que sugiere que el alcohol incrementa el riesgo de cáncer colorrectal a través del metabolismo del grupo metilo.

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