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MANUAL SEOM DE PREVENCIÓN Y DIAGNÓSTICO PRECOZ DEL CÁNCER 43 en Centro y Sudamérica, África y Asia. Un factor ambiental primordial, hoy ampliamente reconocido como un determinante mayor en la incidencia de cáncer, es la dieta. Numerosos estudios epidemiológicos en los últimos 20 años han tratado de esclarecer la relación entre los componentes dietéticos y el desarrollo de cáncer. El consumode verdurasy frutas seha asociadoconuna reduccióndel riesgode los cánceres de faringe, laringe, pulmón, esófago, estómago y cérvix. Las verduras parecen además proteger del cáncer colorrectal. La sal, las conservas y los ahumados se han asociado con un riesgo aumentado de cáncer gástrico. El consumo de pescado salado al estilo chino está específicamente asociado con el riesgo aumentado de cáncer nasofaríngeo en el sudeste asiático. Estudios epidemiológicos apoyan la existencia de una asociación especifica entre el consumo de carne y el riesgo de cáncer colorrectal. Esta asociación es más consistente con la carne roja y la procesada. Entre los micronutrientes, los resultados de los estudios epidemiológicos han mostrado menor nivel de evidencia. Niveles bajos de beta-carotenos se han asociado con un mayor riesgo de cáncer de pulmón. Una baja ingesta dietética de vitamina C se ha asociado con un aumento del riesgo de cáncer faríngeo y esofagogástrico. El riesgo de cáncer de próstata parece estar incrementado por elevadas ingestas de calcio (2000 mg/día), mientras que consumos más moderados (700 mg/día) parecen disminuir la recurrencia de adenomas colorrectales 1,2 . La obesidad provoca el desarrollo de enfermedades crónicas como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer 1 . Puede relacionarse con hasta un 20% del total de cánceres, principalmente cáncer de colon, de mama en postmenopaúsicas, de endometrio, de esófago y renal. Respecto a la actividad física hay que resaltar que el 55% de la población española es sedentaria sin realizar ningún tipo de actividad física; este sedentarismo provoca a su vez obesidad y otros problemas de salud añadidos, pero se ha demostrado que la actividad física per sé induce una reducción de riesgo de varias neoplasias (mama, colon, próstata y endometrio). 2.3. Consumo de alcohol El consumo de alcohol se estima como la causa del 3% de los cánceres. La relación de su consumo diario es lineal con el aumento de riesgo de presentar neoplasias de cavidad oral, faringe, laringe, esófago y hepatocarcinoma. Este efecto puede ser directo como tóxico o bien indirectamente asociado al tabaco con efecto sinérgico, o induciendo deficiencias naturales, hormonales, inmunológicas. El mecanismo de carcinogénesis no es conocido con tres hipótesis propuestas: a) químicos presentes diferentes al etanol (N-nitrosaminas) con efectos carcinogénicos, b) acción solvente que permita mejorar la absorción de otros carcinógenos, c) Efecto carcinógeno del acetaldehído, el mayor metabolito del alcohol. A nivel mundial, la media de consumo anual ronda los 4 litros de alcohol al año (9g/día) siendo el consumo más elevado en los países desarrollados y en torno a 12litros/año en el Sur de Europa. La reducción del consumo de alcohol supone una reducción en la mortalidad por cáncer de hasta un 10% y una prevención del 20% de los casos, lo que supera el escaso beneficio descrito con consumos bajos en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Además, la asociación de alcohol y tabaco multiplican el riesgo, por lo que una persona con ambos hábitos presenta un riesgo de cáncer de 10-100 veces mayor que un no fumador ni bebedor. Es por ello que se recomienda según el Código Europeo limitar el consumo diario de alcohol a dos consumiciones para los hombres y una para las mujeres, definiendo consumición, según la OMS, como unidad de bebida estándar de 10-12g de alcohol puro (200 ml de cerveza, 100 ml de vino, 25 ml de whisky). 2.4. Exposición al sol La radiación solar, y específicamente su componente ultravioleta, es el principal causante del melanoma maligno cutáneo y del cáncer de piel no melanocítico, debido al daño sobre el ADN que es capaz de provocar. La intensidad de la radiación solar terrestre es variable según la geografía, la hora del día y otros muchos factores. El nivel de exposición solar de la piel depende de parámetros culturales, comportamientos sociales, vestimenta, posición del sol y del cuerpo. Se han realizado escasas mediciones de exposición personal a la radiación solar. El riesgo de cáncer espinocelular y basocelular parece estar relacionado con la exposición solar acumulada durante toda la vida. Dicho tipo de exposición parece aumentar también el riesgo de melanoma maligno, pero exposiciones intensas y repetidas (con quemaduras agudas) podrían ser todavía más peligrosas que la exposición solar acumulada en el caso de este último. Las lámparas de bronceado artificial están reconocidas y clasificadas como un carcinógeno humano, con un aumento del 75% del riesgo de desarrollar melanoma en aquellas personas que hicieron uso de ellas antes de los 35 años. No existen recomendaciones especiales para poblaciones de alto riesgo. La recomendación general es la de limitar el tiempo de exposición solar, usar gafas y ropa protectora, así como crema protectora homologada. Estos hábitos deben iniciarse en la infancia y adolescencia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconseja el uso de cabinas de bronceado artificial antes de los 18 años 1,3 .

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