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MANUAL SEOM DE PREVENCIÓN Y DIAGNÓSTICO PRECOZ DEL CÁNCER 261 El sistema sanitario debe asumir que pudiera ocurrir que cada especialidad retrase otras actividades más banales (seguimiento radiológico de mastopatías, intervención de patologías benignas, TC de revisiones, etc.) pero es imprescindible establecer la prioridad máxima en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. 6.3.3. Diagnóstico precoz Aunque la Prevención Primaria es más eficaz, es cierto que su efecto es lento y que en algunos tumores es compleja (ya que se deben principalmente a factores no modificables) por ello la prevención secundaria es vital en cualquier estrategia de prevención. Se trataría de completar la prevención secundaria en las indicaciones que están contrastadas, pero optimizándola. La Red nacional de programas de cribado, el ministerio y las consejerías de salud, deberían analizar los distintos programas autonómicos buscando la homogeneidad y la aplicación equitativa en todas las comunidades. También incluir programas más específicos para subgrupos de riesgo donde la rentabilidad es mucho mayor. Así, por ejemplo, respecto al cribado de cáncer de mama podría optimizarse evitando retraso en las lecturas, suprimiendo la segunda lectura, protocolizando el alta de las lesiones BIRADS 3, incorporando con seguimiento específico a las mujeres de entre 30-50 años pertenecientes a grupos alto de riesgo (hiperplasia atípica, varios antecedentes familiares, etc.) La consulta de prevención de cada centro de salud debería supervisar el funcionamiento y detectar los posibles fallos de los Programas de diagnóstico Precoz lo que minimizaría los errores. En esta consulta también podrán hacerse chequeos concretos a pacientes de alto riesgo, así como realizar el diagnóstico precoz oportunista en personas candidatas. Esta optimización de los programas de detección precoz podría conseguir un descenso en la mortalidad aproximado de un 10%. Además, la realización del diagnóstico temprano en pacientes que tengan signos de alarma y sean detectados y estudiados en la Consulta Prevención (diagnóstico precoz sintomático) podría obtener un 10 % adicional de disminución de la mortalidad. Este 20% de reducción de la mortalidad podría implicar un ahorro de muertes anuales superior a las 20.000. 6.3.4. Implicación social en la prevención Las actividades de Salud Pública donde se encontraría ubicado este proyecto, son por supuesto competencia del MSC y de las Consejerías de Salud, por tanto, deben ser capitaneadas y dirigidas en el marco de nuestro sistema sanitario. Sin embargo, la necesidad de cambio mentalidad hacia una población saludable es un objetivo que trasciende el marco político o administrativo. Debemos fomentar la implicación de los agentes sociales, de las instituciones (asuntos sociales, consejería educación, ayuntamientos), asociaciones de pacientes, culturales o de vecinos, trabajadores públicos, universidades, etc. Sólo así es posible que el mensaje llegue a todo el mundo y cambiemos la percepción de fatalismo o desidia por la esperanza. Salvando las distancias, tenemos ejemplos de cambios recientes de nuestra sociedad muy bien dirigidos por el ministerio, a base de campañas informativas machaconas y medidas directas como la discriminación positiva (reconocimiento de los derechos sociales de las mujeres trabajadoras, aceptación de las uniones homosexuales, reprobando la violencia de género o la mejora en la conducción vial). Este tema es aún de mayor calado y queda mucho por hacer. La población está predispuesta y asequible, aunque preocupada y desconcertada. Los profesionales que nos dedicamos a esta tarea tenemos la obligación moral de afrontar el reto antes de que sea demasiado tarde. Pero conseguir la implicación de toda la sociedad es imprescindible. 7. PLAN NACIONAL DE PREVENCIÓN DEL CÁNCER Desde nuestra modesta opinión, dado el alcance y perspectivas del problema, pensamos que es necesario un“Plan Nacional de Prevención del Cáncer”, consistiría en un plan global práctico, conjunto, institucional y dirigido por las autoridades sanitarias. Sobre todo, específico y por tanto dedicado íntegramente a la prevención y el diagnóstico precoz del cáncer. De hecho, algunos profesionales hace tiempo que venimos reclamándolo 21 . Las autoridades sanitarias deben mirar al futuro y afrontar definitivamente el problema, con la puesta en marcha de este Plan que incluya contenidos y mediadas prácticas como por ejemplo son; la educación sanitaria para la población y en las escuelas, la formación de los profesionales especialmente de atención primaria, la homogenización de los recursos oncológicos y de los programas de cribado, la garantía de plazo máximo para pruebas diagnósticas clave en caso de signos de alarma, la creación de un Registro Nacional de cáncer, combatir sin descanso la obesidad, el tabaquismo y el alcohol sobre todo en jóvenes, la creación de consultas preventivas en los centros de salud, etc. Pero quizás lo primero de todo, sea la puesta en marcha de intensas campañas globales publicitarias sobre prevención del cáncer, como ya se ha hecho exitosamente con el maltrato femenino o con los accidentes de tráfico. No en vano, las victimas de tráfico son unas 1000 anuales y sin embargo el cáncer provoca más de 100.000 muertes cada año, por lo que pensamos que estas campañas estarían totalmente justificadas. El impacto de este Plan podrá notarse pronto ya que a corto plazo se detectarán los primeros cambios de hábito de la población española, así como los diagnósticos de tumores cada vez en fasesmás precoces y poco después en un descenso de lamortalidad. Pero es a medio plazo, cuando dentro de unos 15 años nos encontraremos con una enfermedad crónica con clara tendencia a

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