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MANUAL SEOM DE PREVENCIÓN Y DIAGNÓSTICO PRECOZ DEL CÁNCER 237 En cuanto a los programas de cribado, como se recoge en el Informe del grupo de expertos sobre concreción de cartera común de servicios para cribado en cáncer (MSSSI, 2013), el cribado, en el marco de los sistemas sanitarios, se refiere a la realización de pruebas diagnósticas a personas, en principio sanas, para distinguir aquellas que probablemente estén enfermas de las que probablemente no lo están. Es una actividad de prevención, cuyo objetivo es reducir, si se detectan lesiones precancerosas, el número de enfermos, evitar la mortalidad prematura y/o la discapacidad asociadas a la enfermedad y en definitiva, mejorar su pronóstico. Respecto a los programas de cribado de cáncer, en el año 2003 el Consejo de la Unión Europea recomienda a los estados miembros que desarrollen programas de cribado de cáncer de mama, de cuello de útero y de colon y recto. La estrategia del cáncer del SNS en España, actualizada en el año 2009, también recoge la misma recomendación, excluyendo el cáncer pediátrico puesto que ninguna de las neoplasias pediátricas cumple con los requisitos exigidos en los programas de cribado. En algunas como neuroblastoma, se intentó en el pasado, observando un incremento de la prevalencia sin disminución de la mortalidad. En el futuro, ¿sería posible un cribado basado en exploración bajo anestesia en los exámenes de salud para la detección precoz del retinoblastoma y la preservación visual? Hoy en España, 1 de cada 2.000 adultos es superviviente de un cáncer infantil. Por ello, el objetivo de la oncología pediátrica no puede ser otro que lograr que el niño curado de un cáncer llegue a ser un adulto capaz de llevar una vida normal, tanto desde el punto de vista físico, como psicológico y social un adulto con los mismos derechos y deberes que sus contemporáneos que no estuvieron enfermos. Sabemos que la probabilidad de muerte por cualquier causa entre los supervivientes de un cáncer infantil, cuando sobreviven más de 10 año es de 10,6% (SEER), aproximadamente un 75% de dichas causas se refieren a segundas neoplasias. Los porcentajes concretos varían según la neoplasia inicial. 9 Esta información es relevante tanto para los supervivientes, que deben ser adecuadamente aconsejados, como para los gestores sanitarios que deben procurar implementar programas de cribado adecuados a esta población. Así, existen un grupo de armonización de recomendaciones para supervivientes de cánceres pediátricos ( http://www.ighg.org/ ) . Es una iniciativa global en la que participan diferentes sociedades científicas nacionales, el Cochrane Childhood Cancer Group en colaboración con el consorcio PanCareSurFup para desarrollar guías conjuntas. Su principal objetivo es establecer una visión común y una estrategia integrada para la vigilancia de problemas de salud crónicos y neoplasias subsiguientes en supervivientes de cánceres pediátricos, del adolescente y jóvenes adultos. Mediante esta colaboración internacional se intenta reducir la duplicación de esfuerzos, optimizar la calidad del cuidado y mejorar la calidad de vida de los supervivientes. El nivel de evidencia de la recomendación se gradúa de forma visual con un sistema de colores (Verde: recomendado; amarillo y naranja: recomendación moderado, con un nivel de evidencia no tan claro y rojo no recomendado). Una de las primeras guías elaboradas ha sido la guía para la prevención de cáncer de mama en supervivientes de cánceres pediátricos, que resumimos a continuación Población: Se recomienda en mujeres supervivientes de un cáncer pediátrico tratadas con radioterapia torácica > 20 Gy. Momento: Se recomienda iniciar la vigilancia a partir de los 25 años o a partir de los 8 años de la radioterapia (cualquiera que ocurra primero) en la población anterior. Frecuencia: Anual hasta los 50 años. Prueba: Mamografía o RMN de mama o combinación de ambas. No hay suficiente evidencia para decidir una de las dos. 5. RESUMEN FINAL - El cáncer infantil es una enfermedad poco frecuente y la mayoría de veces esporádica. - El diagnóstico temprano del cáncer infantil es un auténtico reto para el pediatra, puesto que los síntomas son inespecíficos y se pueden atribuir a otras enfermedades más habituales en la infancia. La guía de detección temprana editada conjuntamente por la SEHOP, AEP, AEPAP y FEPNC es una herramienta útil para todos los profesionales sanitarios. Disponible en http://cancerinfantil.org/publicaciones/ . - Los cánceres más frecuentes en pediatría son las leucemias, los tumores del sistema nervioso central y los linfomas. - La prevención primaria del cáncer infantil se basa en los programas de cáncer hereditario y la investigación de factores de riesgo se centra en factores medioambientales. - Dadas las altas tasas de supervivencia en el cáncer pediátrico, la prevención secundaria y la prevención de efectos adversos derivados del tratamiento son prioridades para los oncólogos pediátricos.

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