A lo largo de estos años desde nuestro servicio se han llevado a cabo diferentes iniciativas para intentar acercar el hospital al paciente, prestando especial interés en ofrecerles un cuidado global y humano en tiempos que han sido especialmente difíciles para ellos.
En concreto el paciente oncológico es un paciente especial con unas necesidades importantes que cubrir. El diagnóstico “cáncer” supone para ellos una ruptura no sólo biográfica sino con su entorno, lo que tiene unas implicaciones importantes en su vida. Además, los tratamientos que administramos para combatirlo van a tener unas consecuencias inmediatas y a largo plazo que impactarán negativamente en su estado de salud.
Profundizar en todos los aspectos no solo de su salud, si no de vuelta a “su” normalidad y reinserción en su esfera familiar, social y laboral, son de suma importancia para nosotros como oncólogos, puesto que nuestro fin último es conseguir el bienestar integral del paciente, no solo cantidad si no calidad de vida. Para ello es necesario abordar además del tipo de quimioterapia o terapia dirigida que vamos a administrar, la forma en la que nuestro paciente puede “recuperar su vida” y como implementar hábitos saludables que eduquen y favorezcan la prevención, tanto en pacientes como en cuidadores y familia.