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Dejar de fumar tras un diagnóstico de cáncer reduce la mortalidad hasta un 30% y mejora la eficacia de los tratamientos

  • Abandonar el hábito tabáquico en cualquier fase del tratamiento oncológico es posible, rentable y esencial para mejorar los resultados clínicos.
  • Se necesitan acciones generales para diseñar planes de deshabituación tabáquica durante los tratamientos oncológicos, mayor información sobre los riesgos que supone mantener este hábito, incrementar la educación de los profesionales sanitarios, facilitar el acceso a las unidades de deshabituación y a sus tratamientos, e implementar nuevas medidas y estrategias educativas hacia profesionales y pacientes.
  • SEOM apoya la inclusión de nuevos espacios libres de humo en la reforma de la Ley del Tabaco, como terrazas, campus universitarios, centros docentes, instalaciones deportivas, marquesinas, vehículos laborales y otros espacios públicos.
  • Desde SEOM preocupa el uso de vapeadores o cigarrillos electrónicos en jóvenes, en los que representa la puerta de entrada actual al tabaquismo. Su consumo se impone sin que tengan conciencia de los riesgos asociados.
  • El tabaco es el principal factor de riesgo evitable para el desarrollo de tumores y muertes por cáncer, siendo responsable del 33% de los tumores y de un 22% de las muertes por cáncer.
  • El cáncer de pulmón se consolida en mujeres como tercer tumor más incidente y se equipara al de mama como primera causa de mortalidad por cáncer.

Madrid, 30 de mayo de 2025.- Con motivo del Día Mundial Sin Tabaco que se celebra mañana, 31 de mayo, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), además de apoyar la inclusión de nuevos espacios libres de humo en la reforma de la Ley del Tabaco del Ministerio de Sanidad como terrazas, campus universitarios, centros docentes, instalaciones deportivas, marquesinas, vehículos laborales y otros espacios públicos, también quiere poner el foco en que dejar de fumar tras un diagnóstico de cáncer puede reducir la mortalidad de los pacientes oncológicos hasta un 30 por ciento y mejorar la respuesta a terapias como la quimioterapia, la radioterapia y la inmunoterapia.

“El tabaco es la causa de un 30% de los cánceres y factor de riesgo de al menos 16 tipos diferentes de cáncer, entre ellos pulmón, cabeza y cuello, vejiga y esófago. Además, se ha demostrado que el tabaco perjudica la eficacia, la seguridad, la calidad de vida y la supervivencia de las terapias antitumorales si los pacientes oncológicos continúan fumando durante su tratamiento”, explica el Dr. Javier de Castro, vicepresidente de SEOM. A pesar de ello –advierte–, “estos datos no son conocidos por los pacientes y los propios profesionales sanitarios no ejercen la suficiente presión o facilitan las medidas de deshabituación para aquellos enfermos que mantienen su hábito tabáquico, quizá por cierto nihilismo sobre la eficacia de las medidas y, por supuesto, por la falta de recursos que ofrecer a esta población de pacientes”.

Según estudios recientes, tanto profesionales como pacientes mantienen aún creencias erróneas, como que es “demasiado tarde” para dejar de fumar o que no es responsabilidad del oncólogo abordar el tabaquismo. Esto se traduce en una baja oferta de ayuda estructurada: solo un 17% de los pacientes recibe apoyo activo para dejar el tabaco, y menos del 20% utiliza farmacoterapia.

Por ello, indica el Dr. De Castro, se necesitan acciones generales para diseñar planes de deshabituación tabáquica durante los tratamientos oncológicos, mayor información sobre los riesgos que supone mantener este hábito, incrementar la educación de los profesionales sanitarios, facilitar el acceso a las unidades de deshabituación y a sus tratamientos e implementar nuevas medidas y estrategias educativas hacia profesionales y pacientes.

Si estos programas fueran desarrollados como ocurre en otros entornos sanitarios, seríamos capaces simplemente con el cese del hábito tabáquico durante la terapia oncológica de reducir la mortalidad hasta en un 30%, advierte el vicepresidente de SEOM, por lo que considera preciso “concienciar a los profesionales sanitarios, a los gestores responsables de las políticas y a la propia sociedad que la inversión en el campo de la deshabituación tabáquica para los enfermos de cáncer es eficiente ya que ahorra recursos, reduciendo costes derivados de complicaciones y hospitalizaciones, y sobre todo, aumenta la calidad y la supervivencia de la población oncológica”.

Nuevas formas de tabaquismo

En el Día Mundial Sin Tabaco, SEOM también quiere insistir en que las nuevas formas de tabaquismo, como el vapeo o cigarrillos electrónicos, tan extendidas en jóvenes y asociadas a inocuidad, se posicionan como una potencial causa de cáncer de pulmón que se traduce en la aparición de esta enfermedad incluso con menor tiempo de exposición que con el tabaco convencional.

A SEOM le preocupa especialmente la generalización del uso de cigarrillos electrónicos entre los jóvenes, porque además representan la puerta de entrada al tabaquismo y el tabaco es el principal factor de riesgo evitable, responsable de un 33% de los tumores y de un 22% de las muertes por cáncer, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Más cáncer de pulmón en mujeres

Otra preocupación es que  el tabaco está detrás del incremento en la incidencia y mortalidad por cáncer de pulmón en mujeres que venimos objetivando en los últimos años. El incremento del hábito tabáquico entre las mujeres desde la década de 1970 es responsable de este incremento progresivo de la incidencia de cáncer de pulmón en las mujeres. Desde 2019, se convierte en el tercer tumor con mayor incidencia en la mujer, después del de mama y el colorrectal y en 2023 prácticamente se equipara al cáncer de mama como primera causa de muerte por cáncer en mujeres.

Problema de salud pública

El consumo de tabaco constituye un problema de salud pública de primer orden siendo la primera causa evitable de enfermedad, invalidez y muerte prematura en el mundo. De acuerdo con los datos de la OMS, más de 1,1 billones de personas consumen tabaco y más de 8 millones de personas fallecen en el mundo por el tabaco cada año, tanto como consecuencia directa (más de 7 millones) como indirecta por exposición al humo ajeno en los no fumadores (1,2 millones).

Según la Encuesta Europea de Salud en España del año 2022, elaborada por el INE, el 20,2% de los varones fuman a diario y un 13,9% de mujeres, con las mayores tasas de tabaquismo en la población de entre 35 y 39 años (21,4%) y de 50 a 64 años (20,9%).

Además de afectar al propio fumador, el tabaco afecta también a los que conviven con él (fumadores pasivos). El tabaco, además, es un factor de riesgo para el desarrollo de múltiples tumores, incluyendo tumores de cabeza y cuello, esofagogástrico, vejiga, colorrectal, riñón y páncreas entre otros. Se calcula que hasta el 20% de los fallecimientos por cáncer en Europa se deben al tabaco, y que cerca de la mitad de los fumadores fallecerán por causas relacionadas con el tabaco.

El tabaco tiene un efecto sinérgico con el consumo de alcohol, y es que el riesgo de ciertos tumores, como los carcinomas orofaríngeos o de esófago, puede llegar a multiplicarse por 30 cuando se combinan ambos factores. No existe un nivel seguro de consumo de tabaco.

Debemos reseñar que el tabaco está relacionado con enfermedades no oncológicas como la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar, las enfermedades coronarias, los accidentes cerebrovasculares o las úlceras gastrointestinales, incrementando en un 70% el riesgo de morir prematuramente por enfermedades relacionadas con su consumo. Por todo ello, el no fumar se considera en la actualidad como la mejor medida preventiva frente al cáncer y el resto de las enfermedades relacionadas con el tabaco.

Debe priorizarse por tanto la deshabituación del hábito tabáquico, que es la única estrategia que se asocia con un beneficio tangible en salud. Desde SEOM queremos insistir en que nunca es tarde para dejar el hábito tabáquico.

icono pdf Nota de Prensa